Entre junio y julio Biel Cerdà mantuvo seis reuniones con Utz Claassen en las que negoció la venta de su 5,4 por ciento de acciones que daban el control del Real Mallorca al alemán y despojaba a Llorenç Serra Ferrer de todas sus funciones ejecutivas. En cada uno de estos encuentros Cerdà elevaba sus pretensiones y Claassen, saboreando ya el objetivo que perseguía desde hacía tanto tiempo, aceptaba. Hasta que Cerdà estiró demasiado de la cuerda y el alemán se hartó.

El hoy presidente de la entidad balear se vendió caro. Pactó con Claassen venderle su pequeño porcentaje accionarial por 300.000 euros -en verano de 2010 pagó por él 100.000-. Además arrancó el compromiso del alemán de firmarle un contrato de cinco años como empleado del Mallorca a razón de 200.000 euros cada año mientras el equipo estuviera en Segunda. La cifra subiría a 350.000 euros si se regresaba a Primera. En tal caso, Cerdà también iba a cobrar 250.000 euros en concepto de prima por ascenso. Y al poco de firmar el contrato iba a percibir un ingreso inicial de 125.000 euros.

De este modo Cerdà iba a garantizarse unos honorarios de 1.250.000 euros si el equipo seguía en Segunda durante esos cinco años. En caso de que ascendiera este curso, la cifra se habría disparado hasta los 1.725.000 euros. Casi dos millones con la prima de ascenso.

Al margen de esas cantidades, Claassen y Cerdà también pactaron una serie de plusvalías sobre las acciones. Una vez el alemán tuviera en su poder el 5,4 por ciento de Cerdà, se comprometía a pagar al mallorquín el cincuenta por ciento de la plusvalía que generara una hipotética venta de ese paquete. Ese compromiso tenía vigencia por espacio de diez años.

Pero hay más. Claassen también estaba dispuesto a pagar a Cerdà un 11,2 por ciento de la plusvalía que generara la posible venta de sus propias acciones durante los próximos cinco años.

Finalmente, el hoy presidente del Mallorca se garantizaba percibir el 2,7 por ciento del beneficio neto del club al final de cada ejercicio.

El acuerdo estaba muy próximo. Los abogados de ambas partes se habían citado el 24 de julio en Barcelona para redactar y firmar el contrato de compraventa. Pero las negociaciones se rompieron porque Cerdà se descolgó con nueva exigencia que esta vez Claassen se negó a aceptar: el mallorquín quería tener libertad para dejar el club cuando quisiera pero cobrando todos los honorarios estipulados en su contrato de ejecutivo.

Asimismo, Claassen quiso imponer una cláusula que el mallorquín rechazó de plano. Una vez tuviera el control de la entidad, el alemán se reservaba el derecho a cortar los pagos a Cerdà en caso de que surgieran problemas legales derivados de su gestión anterior.

Días después de la ruptura Serra Ferrer y Cerdà firmaron el pacto de sindicación de acciones que obliga a ambos a remar en la misma dirección y que dejaba la parcela económica en manos del hoy presidente del club, relegando al pobler a gestionar el capítulo deportivo.

Acabaron los devaneos del pollencí con el alemán y Serra mantuvo el control de la entidad y todos sus cargos, pero continuaron los intentos de Cerdà por cobrar un salario. Tal como publicó ayer este diario, el presidente del Consejo maniobró para percibir 200.000 euros anuales, precisamente la misma cantidad que Claassen se comprometió a pagarle después en Segunda División si le vendía sus títulos.

DIARIO de MALLORCA ha tenido también acceso al contenido de las negociaciones entre los dos accionistas y al calendario de reuniones que celebraron Claassen y Cerdà entre el 4 de junio y el 24 de julio de 2013.

1ª REUNIÓN

4 de junio de 2013. 16:00 horas

Se negocian los puntos base del acuerdo de compraventa del 5,4% por ciento de títulos de Biel Cerdà. Ese paquete, unido al 20% de Claassen y el 25% de Pedro Terrasa (aliado del germano en el Consejo de Administración), otorgaría el control de la institución bermellona al alemán y se lo arrebataría a Serra Ferrer. Tras el encuentro el mallorquín promete pensarse la propuesta del accionista alemán y quedan en verse de nuevo.

2ª REUNIÓN

11 de junio de 2013. 20 horas. Port de Pollença

Cerdà comunica a Claassen que está dispuesto a destituir a Serra Ferrer de todos sus cargos, pero pide una serie de mejoras en el contrato de compraventa. El alemán acepta y ambos se estrechan la mano para formalizar el acuerdo, previamente a ponerlo por escrito. El pollencí pide que la operación se lleve a cabo sin abogados ni notarios de la isla para evitar filtraciones. Y reclama que se cierre en Barcelona.

3ª reunión

26 de junio. De 19.30 a 21.30 horas. Restaurante ´Roland´ de Porto Cristo

La reunión debería haberse celebrado en Barcelona, pero Cerdà comunica con anterioridad que todavía no está en condiciones de firmar y pide una cita en Porto Cristo. Nuevamente el mallorquín impone condiciones económicas más beneficiosas para él, pese a que en el anterior encuentro se había llegado a un principio de acuerdo. Claassen cree que está cerca de su objetivo y acepta las nuevas exigencias. En la reunión se acuerda que la firma de la operación se llevará a cabo el 1 de julio ante notario. También se decide que los abogados de ambas partes se reunirán los días 27 y 28 de junio para ir perfilando el contrato.

4ª reunión

30 de junio. Después de la ´Diada´ de las peñas en Lluc.

Domicilio de Cerdà.

Estaba previsto que ese día se sellara el acuerdo como previa a la firma del día siguiente. Sin embargo, de nuevo surgen imprevistos. Los abogados de ambas partes no se han reunido como estaba previsto porque el de Cerdà, Josep Senespleda, asegura desconocer los términos de la operación. Cerdà comunica a Claassen que ha llegado a un acuerdo de sindicación de acciones con Serra Ferrer, lo que en teoría le impide vender su paquete accionarial sin consentimiento del pobler. El alemán se muestra sorprendido por la revelación del pollencí, pero aún así decide seguir adelante. Cerdà sabe que vender sus títulos acarreará ahora una más que probable denuncia de Serra Ferrer y exige al alemán que asuma todas las consecuencias legales. El germano acepta, contra el consejo de sus abogados. Se traza la siguiente hoja de ruta: se fija el 1 de agosto como fecha para la firma de los documentos. El cambio de poder en el club y la traición del pollencí al pobler se escenificará al día siguiente, en un Consejo de Administración al que Cerdà ya no asistirá, delegando su voto en el germano. El actual presidente del Consejo idea enviarle una carta a Serra horas antes de ese Consejo indicándole que ya no reconoce la sindicación.

5ª reunión

22 de julio. Restaurante ´Roland´ de Porto Cristo

Claassen confirma que asumirá las consecuencias legales de la ruptura de la sindicación de acciones. Cerdà quiere que Pedro Terrasa y Pep Roig abandonen el Consejo de Administración. El alemán no transige y el pollencí recula. Se perfilan las condiciones del contrato del apoderado mallorquín, que pide cinco años, 250.000 euros de prima en caso de ascenso y garantías notariales de que se le pagará esa cantidad. Ambos accionistas quedan en firmar el contrato el 3 de agosto.

6ª reunión

24 de julio. Avenida Diagonal 640. Barcelona

Cerdà, Claasen y los abogados de ambos se han citado en las oficinas de PriceWaterHouse en Barcelona, pero surgen nuevos problemas, esta vez ya insalvables. Ese día 24 debe redactarse el contrato, pero la noche del 23 el abogado de Cerdà exige ver el documento. Se le recuerda que el plan es redactarlo entre las dos partes, pero no transige. Esta maniobra fuerza a los abogados del alemán a redactar un contrato durante toda la noche del 23. Cerdà lo lee y rompe definitivamente las negociaciones. Quiere tener libertad para dejar su cargo cuando quiera, pero cobrando el dinero que percibiría durante los cinco años. Tampoco acepta dejar de cobrar si de su gestión se derivan problemas legales.