Relajado y distraído después de una semana de resaca copera. Pero exigido para lograr una victoria en el último partido de la temporada en el Vicente Calderón que ponga el corolario a un curso extraordinario. Así será el Atlético de Madrid que se encontrará el domingo un Real Mallorca que librará su penúltima batalla para intentar mantener la categoría.

"Hay que pensar en el partido de Mallorca. Todos los hinchas saben que solo conocemos el partido a partido", declaró Diego Simeones instantes después de conquistar la Copa del Rey ante el Real Madrid en el Santiago Bernabéu. Los colchoneros levantaron el trofeo el viernes, el domingo emprendieron viaje a Singapur para jugar un partido de exhibición y regresaron ayer a Madrid. Catorce horas de ida y otras tantas de vuelta. Es inevitable que aparezca el cansancio, pero el técnico argentino ha forjado un equipo extremadamente competitivo y quiere que sus futbolistas estén centrados en la victoria.

Los rojiblancos realizaron ayer por la tarde una suave sesión de entrenamiento, por lo que apenas tendrán dos días para preparar el partido del domingo.

Para el Mallorca es un partido a vida o muerte, pero el Atlético tiene experiencia acreditada ganando ese tipo de encuentros. Hace ahora dos años superó a los bermellones. Son Moix rozó la tragedia con el triunfo rojiblanco por 3-4, pero el Valencia indultó al conjunto de Laudrup al vencer al Dépor. No tuvo tanta suerte el Villarreal la pasada temporada. Los ´colchoneros´ no se jugaban nada, pero un gol de Falcao en el minuto 85 envió a los castellonenses a Segunda División.

El colombiano será titular. Y muy probablemente un Diego Costa que ha llegado al último tramo de la competición en un excelente momento de forma. Los dos puntas? quieren mejorar sus estadísticas goleadoras en estas dos últimas jornadas y, en el caso de Falcao, puede ser el partido de su despedida ante su afición.

Es probable que Simeone dé entrada a algún suplente pero el equipo se parecerá bastante al titular esta temporada. El club ha organizado una fiesta para celebrar la consecución de la Copa -los futbolistas la presentarán a la afición minutos antes del partido- y lo normal es que sobre el césped estén los futbolistas habituales. En Singapur el técnico argentino repartió minutos entre los 22 jugadores convocados, sabiendo que las estrellas atléticas tenían que jugar un mínimo de quince minutos por contrato.