­Bendinat. 7:30 horas de la mañana. Suena el despertador en la casa de Gregorio Manzano. Toca espabilarse. No le queda otra. A veces mira por la ventana para disfrutar de la inmensidad del Mediterráneo, aunque en la mayoría de los casos se dirige directamente a la cocina para desayunar. Ya tiene en mente la planificación del día que justo acaba de empezar. Enciende la radio. Quiere estar informado de lo que pasa en España y en el mundo. Faltaría más. No es de los que se ceban a primera hora de la mañana. Solo acompaña el café con leche con una tostada. "Con aceite de Sóller, que es fantástico", apunta. Y eso que el de su Jaén natal es muy reconocido. Coge su inseparable maletín en el que introduce las carpetas en las que tiene anotadas todas las tareas que va a empezar a desarrollar nada más llegar a Son Bibiloni.

Ya son las 8:45. A los futbolistas les queda una hora para llegar, pero el cuerpo técnico ya está en su despacho de la ciudad deportiva. Se reúne con ´Mami´ Quevedo -ayudante-, Toni Servera y Pep Alomar -preparadores físicos- y Joan Mesquida -entrenador de porteros- para diseñar el plan de trabajo que llevarán a cabo sobre el césped a partir de las 10:30. "En función del rival preparamos los ejercicios, algunos específicos por ello. Y visualizamos imágenes nuestras o del rival, dependiendo de lo que queremos trabajar", asegura en su relato a DIARIO de MALLORCA. La metodología es clara. "Sebastià Socías es la persona encargada de prepararnos los vídeos. Le indico lo que tiene que extraer, ya sea el bruto, o algunas situaciones nuestras o del adversario", desvela. Y pone ejemplos. "Si tengo interés en ver cómo defendemos los córners o las faltas en la medular del área, al ya estar seleccionado, es muy fácil verlo. Y se va sumando a lo de los anteriores partidos cuando queremos revisarlo todo", explica.

Volvemos al vestuario. Mientras los futbolistas se están calzando las botas, Manzano conversa con el jefe de los servicios médicos del club, Tomeu Munar, por si hay algún problema físico que pueda modificar la tipología de la sesión. Y llega el momento de la verdad. El del verde, como lo llaman muchos profesionales. Es la parte que conoce la mayoría, la que se ve en los entrenamientos, salvo los que son a puerta cerrada. A veces delega en Quevedo, pero a Manzano le gusta estar encima de sus jugadores. Les presiona más.

"Después del entrenamiento hacemos un análisis con la gente que trabaja en camillas -fisioterapeutas, enfermeros y recuperadores- por si hay algún contratiempo", señala. Los jugadores se meten en la ducha y la música suena a tope, pero todavía queda mucho por hacer. Vuelve a encerrarse con sus colaboradores para compartir impresiones sobre la sesión. "Con los preparadores físicos analizamos si se han cumplido los objetivos físicos que medimos y evaluamos a través de las frecuencias cardíacas", desvela. ?

Después llega la ducha. Y, si no hay que atender a la prensa, llega el primer momento distendido de la jornada. Comer. Y además bien. "Soy de los antiguos, muy sencillo de invitar porque me gusta todo", cuenta. Ni se le pasa por la cabeza irse a casa. Total, vive solo. "No me meto mucho en la cocina. Solo lo necesario para hacerme una pasta, un huevo frito o un buen ´pa amb oli´. Algo sencillo", comenta. Y lo tiene fácil para elegir restaurante. Son las 14 horas y hay hambre. "Le pregunto a Quevedo qué le apetece comer y según lo que me responda ya sé dónde podemos ir. La gastronomía es una de las maravillas de esta isla", apunta.

Sin ir más lejos, si quiere saborear una rica paella acude a Las Sirenas, en s´Arenal, entre otros muchos restaurantes. Pero no siempre va con la única compañía de su segundo a reponer fuerzas. Muchas veces acude con el cuerpo técnico al completo. Y en alguna ocasión a un lugar especial. "Nos gusta ir a Lluc. En la primera semana tras llegar le llevamos un ramo de flores a la Verge para que nos ayude. Y después comemos cualquier plato de la comida mallorquina", desvela. Suelen ir a Ca´n Gallet, un lugar que ya había visitado en su anterior etapa. "Pero en invierno también me gusta comer lentejas o cocido. Y por supuesto carne y pescado, dependiendo del día. Aquí hay de todo", subraya. Hace tiempo en Palmanova encontró a un expupilo, al que dirigió en el Santisteban de Jaén en categoría regional, regentando el restaurante ´La Piazzetta´. "En su terraza me he pasado muchas noches", recuerda.

Y no tiene ningún problema en conducir hasta la otra punta de Mallorca para un buen ágape. "Me hace mucha gracia cuando los mallorquines dicen que veinte minutos en coche es lejos porque realmente las distancias son cortas. Se nota que no han vivido en Madrid. He ido a sa Pobla para comer un buen arròs brut o a Petra, Sóller, Valldemossa y el Port d´Alcúdia", explica con una sonrisa. "Me gusta conducir. Hubo una época en mi vida en la que hacía cada día 760 kilómetros viajando entre Jaén y Talavera de la Reina, entre ida y vuelta, cada día. Por lo que irme a Alcúdia desde Palma es un paseo", bromea.

El preparador, que adquirió su vivienda en Bendinat, "por ser una zona tranquila y bonita" en su anterior etapa como entrenador rojillo, se deshace en elogios hacia la isla. "Tiene un encanto propio, es muy bonita de ver y se vive muy bien. Llegué por trabajo, pero ya saco mi pasaporte y mi DNI aquí. Me siento un mallorquín más y si hago bien mi trabajo más a gusto estoy. Además, no tengo un grupo grande de amigos, pero los que tengo son muy buenos", reconoce. Y disfruta muchos cuando sus dos hijas le visitan en vacaciones. "En Semana Santa estuvieron conmigo. Les encanta venir. Imagínate cambiar el clima de Valladolid por el de Palma", destaca. Eso sí, ni siquiera en verano el jienense se deja ver mucho por la playa o la piscina de su casa. "Pocas veces lo hago. Seguro que no me verán poniéndome ´negro´ tomando el sol. Pero me gusta pasear por Puerto Portals o por las calas en Illetas, sentarme en un banco y leer un buen libro con tranquilidad", asegura. Ya no quiere bullicio. "El primer año estaba en el Paseo Marítimo y había demasiado ambiente para mí", subraya tajante.

Manzano no suele hacer siesta cuando llega a casa al mediodía. "Solo en verano alguna vez", subraya. Se prepara un café y aprovecha para desconectar del balón. Son las cinco de la tarde. "Ahora estoy enganchado a una novela llamada ´La prisionera de Roma´ de José Luis Corral, es una historia apasionante que me ayuda a evadirme. Me basta con un par de capítulos", confiesa. Y vuelta al trabajo. Faltaría más. Más vídeos. "Me gusta analizarlos primero yo solo. Extraemos datos de cada partido informáticamente de lo que hacen los jugadores física, técnica y tácticamente y después lo analizamos con ellos, entre otras cosas", incide. Y así pasa la tarde.

Esto es lo que puede controlar porque depende directamente de su trabajo pero, ¿y el entorno? "Cuando llego al entrenamiento por la mañana no he leído nada de la prensa local. Es un hábito salvo que haya una noticia que afecte directamente al vestuario. Cuando termina el día el jefe de prensa me da el resumen y le echo un repaso a las ´letras gordas´, no desmenuzo mucho, a no ser que impacte. No soy devorador de noticias. Hay que estar bien informado, aunque no quiero que eso absorba mi energía", razona. No suele estar enganchado al teléfono. No obstante, a veces habla con exjugadores. "Albert Riera, Borja, Ibagaza, Güiza, Fernando Navarro o Leo Franco, por citar a algunos", enumera.

Hasta que cae la noche. "Suelo cenar algo frío, como fiambre o un yogur. No soy de comer cosas calientes por la noche, a no ser que salga a algún restaurante, pero son pocas veces", explica. Suele ver el fútbol, sea el partido que sea. "Hay cada día", dice contento. Apenas enciende la televisión para ver los canales habituales. "Veo el informativo de IB3 Televisió. Entiendo el mallorquín sin problemas", presume. Y no mucho más. "A veces me quedo en fuera de juego cuando hablan de temas del corazón sobre gente que no sé quién es", admite. En algunas ocasiones se va al cine Augusta o, la mayoría, se queda en casa viendo una buena película. "No me gustan las de terror o mucha sangre. Últimamente he visto algunas de Marilyn Monroe, Alfred Hitchcock o Al Pacino. Y por supuesto cine español", expresa.

Una de sus pasiones que le genera más mofas entre sus compañeros es su fidelidad a la serie ´Lost´. "Se meten conmigo porque dicen que soy un antiguo porque ya hace unos años que todos la han visto", resalta. Pero no todas las noches son así. Si ha tocado partido del Mallorca, la cosa cambia. Y mucho. "Lo paso mal. Si ha salido bien me gusta disfrutarlo con la gente, pero soy mal encajador de derrotas. Me gusta estar solo en casa. Agradezco mi soledad. Analizo el por qué de las cosas, mis decisiones y mis mensajes a los jugadores. Y todo eso lo anoto. Podría ir a un partido de 2003 y consultarlo", indica.

Son las doce y llega la hora de meterse en la cama. "Si no me caigo de sueño suelo leer con el Ipad otra novela llamada ´El número de Dios´, también de José Luis Corral", apunta. Hasta que se le cierran los ojos. Apaga las luces. Mañana será otro día. Debe descansar. El Mallorca le necesita.