Iván Ramis vivió ayer sus últimas horas con el escudo del Mallorca en su corazón. El central, a pesar de que su traspaso al West Ham inglés por seis millones –5,2 para los bermellones y el resto para el futbolista como comisión de fichaje– ya es un hecho, a falta de la firma, vivió la última jornada de la concentración de pretemporada en Oosterbeek como cualquier futbolista rojillo. Cuando estampe su rúbrica en el contrato ya serán sus excompañeros, algunos de ellos los mismos con los que ha compartido toda su carrera deportiva. Y lo hizo en silencio a pesar de los reiterados intentos de los enviados especiales a Holanda para que transmitiera sus impresiones sobre la nueva etapa que está a punto de iniciar en la Premier League. "Todavía no puedo porque no he firmado nada", dijo con extremada prudencia.

?Escuchó la charla de Joaquín Caparrós sobre el mismo césped del Sportpark de Oosterbeek, a pesar de que esas instrucciones ya no le servirán en Londres. De hecho, a partir de la próxima semana, si la revisión médica no dice lo contrario, todas los consejos y órdenes las escuchará de parte de Sam Allardyce en la lengua de Shakespeare. Ramis tiene previsto comparecer ante los medios de comunicación de la isla esta semana para despedirse después de un inicio de pretemporada convulso, tras no esconder sus ganas por cambiar de aires. "Quiero progresar", afirmó en las contadas oportunidades que ha hablado con los periodistas. Su nombre era sinónimo de culebrón. El Wigan, el que inicialmente mostró más interés, empezó ofreciendo 2,5 millones de euros, pero acabó poniendo sobre la mesa cinco. Pero finalmente ha sido el West Ham, un recién ascendido, el que se ha salido con la suya para fichar a un central que se ha hecho indiscutible para todos los entrenadores que han pasado por el Mallorca. Ramis ha militado ocho temporadas en el Mallorca, alcanzando los 164 partidos, 34 de ellos la pasada temporada, siendo un baluarte para Caparrós, del que se despidió anoche a su llegada a la isla. También del resto de la plantilla, que a buen seguro que le echará de menos. Tanto dentro como fuera del césped.