­Joan Batalla Juanola y su socio Marc Toscas se vistieron con sus mejores trajes, pusieron su sonrisa de jóvenes sobradamente preparados y llamaron a algún medio local para contar que querían comprar el Mallorca. La mentira duró apenas 48 horas porque Mateu Alemany no les dio ninguna credibilidad. Los dos treintañeros tenían un currículum lleno de fracasos empresariales y hasta algún roce con la ley, y el entonces consejero delegado ni se molestó en recibirles. Casi tres años después han vuelto a aparecer en los medios de comunicación. No posando, sino esposados y rodeados de guardias civiles.

Los Mossos d´Esquadra les detuvieron el lunes por presuntamente tratar de estafar a unas 70 empresas que estaban en problemas prometiéndoles falsas inversiones de jeques de Dubai y Egipto a cambio de comisiones. El caso más sonado fue el del Getafe. Durante 2011 y 2012 prometieron a su presidente, Ángel Torres, una aportación económica de hasta 10 millones de euros si se mantenía en Primera División sin deudas. Todo acabó cuando el dirigente comprobó que dos de los cheques que le entregaron no tenían fondos. Pero la imagen de Torres con un jeque árabe -más falso que los cheques- ya había sido reproducida en todos los medios nacionales.

Según la investigación policial, Juanola y Toscas organizaban un teatro para convencer a los empresarios incautos que incluía comidas en restaurantes de lujo, coches con chófer y, lo más grotesco, un camarero brasileño al que disfrazaban de jeque árabe a cambio de 50 euros.

La escenificación contaba con otras cinco personas que se hacían pasar por representantes de grandes fortunas y que también han sido detenidas.

En su página web www.batallacontraelparo.com, publicaban fotos de ellos dos en compañía de sus cómplices y hombres de negocios. Pero hasta aquí parecen haber llegado. La policía les acusa de delitos de estafa, apropiación indebida, insolvencias punibles, delitos contra la hacienda pública y organización criminal.

Cuando llegaron a Mallorca todavía estaba fresco el polémico cierre de Fincas Corral, del que Batalla era director general. Aquella quiebra había dejado en la calle a cientos de trabajadores y un reguero de denuncias contra el treintañero.

No hacía mucho que personajes como Paul Davidson y Javier Martí Asensio habían dejado en ridículo a la institución y nadie en el club dio credibilidad a dos tipos que llamaban a los medios de comunicación diciendo que querían comprar la mitad de las acciones del Mallorca. "Es una tomadura de pelo. Son dos oportunistas que quieren hacer publicidad a nuestra costa", dijo entonces un dirigente del club a este diario.

Para el recuerdo quedan los blogs de Batalla en los que se dudaba si definirse como "un magnate o un emprendedor".