­Víctor Casadesús alcanzó ayer los 28 tantos con la camiseta bermellona, una cifra que le coloca en el podio de goleadores de la historia del Real Mallorca. El algaidí es ya el tercer máximo anotador rojillo –empatado con Dani Güiza– y por detrás de Samuel Etoo (54) y Juan Arango (45).

Un cuadro de honor en el que el mallorquín ha entrado en su mejor temporada. Goleador del Mallorca improvisado (suma ocho dianas) a falta de cuatro jornadas para la conclusión del campeonato, Víctor ha asumido el protagonismo que teóricamente le tocaba a Hemed y Ogunjimi.

Su gol ante el Zaragoza –lo único rescatable de un Mallorca plano y contemplativo– se tradujo en tres puntos que han dado la permanencia al Mallorca. Fue suficiente con su cabezazo a la red a un lanzamiento de esquina ejecutado por Castro para dejar al equipo en Primera por decimosexta temporada consecutiva.

Con el pitido final Víctor fue el destinatario de la gran mayoría de abrazos y felicitaciones. Un reconocimiento que le llega en su madurez futbolística, después de varias temporadas buscando en Segunda División los minutos que no tenía en el Mallorca.

Sabía el algaidí que se le escapaban los años y las oportunidades para explotar. Que hacía demasiado tiempo que se esperaba de él mucho más de lo que había dado. Y lo ha hecho este curso. En verano volverá a ser objeto de la rumorología que genera el mercado de fichajes, pero esta vez como un futbolista cotizado.

De hecho, solo Víctor y Ramis garantizan un puñado de millones de euros en caso de ser traspasados. Pero todavía habrá que esperar para saber qué necesidades tendrá la tesorería y qué proyecto deportivo quiere diseñar Llorenç Serra Ferrer o quien se responsabilice de la parcela deportiva de cara a la próxima temporada.

De momento Víctor tiene cuatro partidos por delante para celebrar la permanencia con más goles. Pensar en acabar con una decena de tantos ahora es realista, por mucho que a comienzos de la campaña parecía un objetivo impensable.