­Pedro Terrasa, director general del Real Mallorca, estudia muy seriamente la posibilidad de comprar el quince por ciento de las acciones a Esfinge Veinte S.L., una financiera controlada por Javier Tebas que el 14 de diciembre de 2010 compró y cedió ese mismo porcentaje al vicepresidente del club Llorenç Serra Ferrer (ocho por ciento) y al presidente Jaume Cladera (siete). De hacerse efectiva la compra de ese quince por ciento, Terrasa pasaría a controlar el 25 por ciento del paquete accionarial, con lo que se convertiría en el segundo máximo accionista de la entidad.

Terrasa, que desde su llegada al Mallorca el pasado verano ha mantenido una pésima relación con Serra Ferrer, quiere hacerse fuerte en el club, convencido de que tanto el vicepresidente como Cladera quieren dejar la entidad antes de que dé inicio la próxima temporada. El todavía director general, que muy probablemente será destituido de su cargo en cuanto la administración concursal abandone sus funciones en el club –podría ser el próximo martes, fecha en que expira el plazo para que Delta Sport recurra ante la Audiencia Provincial, con lo que el club dejaría de estar en concurso de acreedores–, está dispuesto a dar el paso de ampliar su paquete accionarial con un doble objetivo: por un lado, quedarse con el hipotético nuevo comprador, y en el supuesto de que no fuera así, vender sus acciones y desligarse por completo del club.

El precio por el quince por ciento que pagará Terrasa a Tebas es una incógnita, pero teniendo en cuenta que el alemán Utz Claassen pagó medio millón de euros para hacerse con el diez por ciento, la cantidad a abonar por el director general sería algo menos de un millón de euros.

El pasado 21 de marzo, el Mallorca emitió un comunicado al final del partido disputado en Gijón en el que Serra Ferrer y Cladera ratificaron su compromiso de "seguir involucrado" en el Mallorca. Esta nota se produjo a raíz de que se desvelara que el 31 de enero devolvieran un quince por ciento de sus acciones a Esfinge Veinte S.L. En esa fecha vencía el plazo para que los dos dirigentes abonaran a la financiera controlada por Tebas el pago de esos títulos valorados en casi 500.000 euros. Sin hacer frente al pago, optaron por devolver las participaciones. Solo Pedro Terrasa, que adquirió el cinco por ciento a través de Esginge, decidió pagar las acciones en propiedad. En total tiene un diez por ciento de las participaciones, que pueden convertirse en el 25 si finalmente compra los títulos a Tebas.