­Fueron los mismos jugadores, parecidas urgencias, pero ni rastro de la tensión y pegada de hace una semana ante el Villarreal. Y eso que Anoeta es el estadio que se parece más a Son Moix de toda la Primera División. Otra vez el Mallorca volvió a mostrar una cara bien distinta lejos de la isla, esta vez en San Sebastián, lo que impidió que sumara por primera vez su segundo triunfo consecutivo en la Liga. Ya sucedió lo mismo hace dos jornadas, cuando los bermellones se plantaron en La Rosaleda de Málaga tras superar al Betis y regresaron a su casa de vacío.

??Pero el encuentro ante la Real Sociedad estaba marcado en rojo. Los futbolistas habían reconocido durante toda la semana que era una buena oportunidad para sumar otros tres puntos de golpe para todavía coger más aire y alejarse de los puestos de descenso. Los vascos son un rival directo y poner un ´2´ en la quiniela hubiera significado un golpe sobre la mesa. Y lo mejor es que las sensaciones después de golear a los castellonenses daban todavía más credibilidad al mensaje que se lanzaba desde la sala de prensa de Son Bibiloni. Pero una vez Paradas Romero señaló el inicio del duelo las esperanzas se fueron difuminando a medida que pasaban los minutos. Se echaba de menos la intensidad mostrada ante los amarillos y, sobre todo, la ambición a la hora de pasar el centro del campo. Es como si fuera del Iberostar Estadio se conformaran con cumplir el expediente, como si estos encuentros no fueran tan importantes como los de casa. Castro fue clave en los triunfos ante el Betis y Villarreal frente al mallorquinismo –marcó el gol en el primero y dio cuatro decisivas asistencias en el segundo–, pero en Málaga y ayer ante los donostiarras apenas apareció.

?La diferencia entre los partidos como anfitrión y foráneo no es tan grande –dieciocho y diez puntos–, pero en las últimas jornadas la divergencia es todavía mayor, algo que, como mínimo, llama la atención. Ante Osasuna este sábado no se puede fallar, entre otras cosas porque después en Mestalla frente al Valencia la cuesta parece muy empinada. O no.