La victoria del pasado domingo ante el Villarreal –más efectista que brillante– es historia y el Real Mallorca afronta un nuevo desafío esta tarde en Anoeta. Es tiempo para que el conjunto de Joaquín Caparrós empiece a marcar tendencia, confirme su mejoría y demuestre que la goleada a los castellonenses no fue un espejismo.

Por primera vez esta temporada los bermellones se han puesto el listón alto. Aquel 4-0 dejó tres puntos fundamentales y un chute de confianza que hay que prolongar el máximo tiempo posible ahora que el Mallorca está a las puertas del tramo más duro y decisivo del curso.

De igual modo, los bermellones se encuentran por primera vez en una situación relativamente holgada en la clasificación –a cuatro puntos del descenso– y Joaquín Caparrós no tiene que lamentar bajas importantes, con la salvedad de Pau Cendrós. El viento sopla a favor de los mallorquinistas, que deberán saber administrar las nuevas condiciones favorables para instalarse definitivamente en la zona cómoda de la tabla.

Todo pasa por enlazar dos victorias consecutivas, algo que ha estado fuera del alcance de los bermellones en toda la temporada. La Real Sociedad, un rival directo por la permanencia que gana enteros en su estadio, puede ser la víctima propicia.

El equipo de Montanier afronta el partido después de haber encajado una dolorosa goleada ante el Granada. Y picado en el orgullo por la goleada que encajó a manos del Mallorca en la vuelta de octavos de la Copa del Rey (6-1). Aquel día el Mallorca exhibió su mejor cara; pero solo una semana antes, en el partido de ida celebrado en Anoeta, los rojillos habían completado su peor partido del curso.

El Mallorca busca la regularidad que le permita superar de una vez por todas sus apuros clasificatorios. También se obligan a tener continuidad Víctor y Castro, los arquitectos de la goleada ante el Villarreal. Ambos futbolistas, con mención especial para el uruguayo, están protagonizando una gran temporada y gran parte de las opciones del Mallorca esta tarde en Anoeta pasan porque tengan un partido inspirado.

Los bermellones también fían parte de su suerte a las jugadas de estrategia, que esta temporada se han traducido en una quincena de goles. Los lanzamientos de falta y los saques de esquina han cobrado un valor especial desde que Caparrós se sienta en el banquillo y se han convertido en la tabla de salvación del Mallorca en una Liga tan igualada que a menudo decide por pequeños detalles.

Ambos equipos han seguido trayectorias gemelas esta temporada. Solo un punto les separa en la clasificación y aunque los bermellones se presentan al encuentro con mejores sensaciones que los donostiarras, todo puede cambiar si encajan una derrota.

A los hombres de Joaquín Caparrós les vale con ganar sus compromisos en Son Moix, pero en la práctica va a ser muy complicado y sumar a domicilio es de obligatorio cumplimiento.