Utz Claassen ha intensificado su cruzada contra Llorenç Serra Ferrer y aunque la cuerda se ha tensado hasta el límite, todavía no se ha roto. Buscando transparencia en la gestión, el germano ha abierto varios frentes que han convulsionado todavía más una institución que vive en una tensión permanente. El germano habla y gana la batalla de la imagen. Serra Ferrer, en cambio, guarda silencio.

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El sobreprecio de las acciones

Utz Claassen se reunió hace unos días con Jaume Cladera para tratar sobre el supuesto sobreprecio que pagó por un diez por ciento de las acciones en noviembre de 2010. El alemán se mostró satisfecho por lo que escuchó por boca del presidente: "El presidente Cladera confesó toda la verdad. Le agradezco mucho su coraje por confesarlo, ya conozco todos los detalles. La información que había recibido sobre el precio era falsa. Ahora sé que las acciones no costaron cinco millones, sino más o menos dos millones. Esta semana mi equipo de abogados lo analizará", dijo el alemán la noche del lunes en Golèmica, de IB3 Televisió.

En conversación con este diario, Cladera aclaró ayer los términos de aquella operación. "El cien por cien de las acciones estaba valorado en dos millones de euros, más otros 900.000 que debían pagar todos los accionistas como retribución a Mateu Alemany por su trabajo en el concurso de acreedores. En un primer momento compramos el 68 por ciento de los títulos sobre dos millones de euros, y otros 300.000 euros como parte de esa retribución. Luego entra Claassen, que compra un diez por ciento por 200.000 euros, más 300.000 del pago de Alemany", explicó.

"Quedaba comprar un veinte por ciento de las acciones –unos 400.000 euros–?y otros 300.000 euros que quedaban de la retribución a Alemany. Al no haber otros accionistas interesados, compramos Serra Ferrer, Terrasa y yo mismo", añadió Cladera.

Eso explicaría por qué Claassen pagó 500.000 euros por un diez por ciento de las acciones, pero no responde a la pregunta del millón: ¿Serra Ferrer engañó a Claassen diciéndole que el cien por cien de los títulos estaba valorado en cinco millones de euros? "A mí no me consta. En todo caso eso tendrían que hablarlo ellos dos", valoró el presidente del Mallorca.

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La querella

Claassen lleva semanas amagando con poner una querella contra Serra Ferrer por el asunto del sobreprecio de las acciones. "Mis abogados están analizando la información, pero no es probable que esta semana pase algo", indicó el alemán a este diario.

Cladera, por su parte, apremió al accionista para que dé un paso en una u otra dirección "porque no podemos seguir alargándonos con estas cosas", pero consideró que una denuncia "no tendrá recorrido".

Si finalmente Claassen acude a los juzgados será un punto de inflexión que agravará su ya pésima relación con Serra Ferrer. En ese caso no parece probable que los dos vayan a poder convivir mucho tiempo en el mismo club. Y eso plantea un horizonte lleno de interrogantes.

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Las actas

El lunes 13 de febrero Claassen se presentó en el Consejo de Administración con un notario que dejó en el club cuatro requerimientos notariales. En uno de ellos exigía todas las actas desde su llegada al club en noviembre de 2010. Claassen estableció un plazo de siete días hábiles que finaliza esta medianoche. "Se las enviaremos entre hoy y mañana", garantizó Miquel Coca, abogado del club.

En el número de actas hay acuerdo. Coca las cifra en "diecinueve" y Claassen en "veinte", aunque reconoce que "pueden ser una más o una menos". El alemán justificó el haber recurrido a un notario: "Acepto que no es normal. Pero tampoco lo es tener que esperar más de un año para recibir las actas".

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Las preguntas

En otro de los requerimientos notariales Claassen exigía, también en un plazo de siete días, respuesta a "120 preguntas, divididas en conjuntos de 77 preguntas". Ayer el germano lamentó que "todavía faltan treinta preguntas no contestadas".

Este punto es conflictivo porque la semana pasada Cladera dio el asunto por zanjado al haber enviado al germano "75 respuestas, que es el número de preguntas que nos envió".

No hay acuerdo en las cifras y en el club no disimulan su hartazgo por tener que volver a responder a asuntos referidos al fracasado proceso de venta al grupo suizo-alemán o al traspaso de Alejandro Alfaro.