El Villarreal es el enemigo público número uno, pero menos. Las urgencias del Mallorca en la Liga dejan poco espacio para despistarse con guerras y rencores. Es el sentir del cuerpo técnico de la práctica totalidad de los futbolistas, que por lo demás nunca llegaron a afear al club castellonense que maquinara para que la UEFA expulsara a los rojillos de la Liga Europa.

El tiempo cura todas las heridas –o las alivia– y aquel verano de 2010 ya es muy lejano. Olvidada la afrenta por parte de los futbolistas, queda por saber cómo recibirá hoy la afición bermellona al Villarreal. Al margen de la pitada de rigor, cabe pensar que Son Moix será el estadio relativamente plácido que suele ser para todos los visitantes. Eso sí. La victoria, de producirse, tendrá un sabor más dulce de lo habitual.

Estar a dos puntos del descenso convierte ese morbo casi en un estorbo para un entrenador y unos futbolistas que suficiente tienen con aislarse del lío institucional. Por cierto que el Villarreal no está en mejor situación. Pese a que ha iniciado una trayectoria ascendente –coincidiendo con la llegada de José Francisco Molina al banquillo ´amarillo´– está solo un punto por encima de los bermellones. Por tanto ganar significaría adelantar al enemigo y cortar su reacción.

Está en horas bajas el Villarreal, que ha sufrido en exceso las ausencias de Cazorla y Capdevila, y las lesiones de Rossi y Capdevila. Borja Valero no puede cargar con tanto peso y otro exmallorquinista, Jonathan De Guzmán, vive marginado del grupo pese a haberle costado al Villarreal ocho millones de euros el pasado verano. Fue un excelente negocio para el Mallorca –que sin embargo no ha servido para potenciar la plantilla– y una inesperada manera de vengarse.

Desde una óptica puramente deportiva el Mallorca necesita los tres puntos para seguir remando en dirección opuesta a los puestos de descenso. La incapacidad de los bermellones para enlazar dos victorias consecutivas ha impedido que pusieran tierra de por medio con la zona baja. A estas alturas de la competición la permanencia se juega en Son Moix y el margen de error empieza a ser estrecho. Más teniendo en cuenta que todo apunta a que la salvación volverá a estar en los 44 puntos.

Caparrós recupera para este partido a Víctor, Martí y Ramis, pero pierde a Chico, sancionado. El algaidí jugará en punta con Hemed –Ogunjimi deberá esperar otra ocasión–, el pobler volverá al centro de la zaga, donde se alineará con Nunes, y Martí previsiblemente se quedará en el banquillo. Por lo visto en los entrenamientos, el técnico apostará por la dupla Pina-Tissone para el mediocampo.

Pase lo que pase esta tarde los bermellones se ahorrarán el golpe anímico de caer en zona de descenso gracias a la derrota del Racing ayer en el Santiago Bernabéu. Pero se acerca la parte más complicada del calendario y el Mallorca se complicará mucho la vida si no inicia una decidida remontada desde ya mismo.