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La conexión mallorquina del gurú que desafió a Estados Unidos

Una vecina de Estellencs recuerda su experiencia en una ciudad de místicos erigida de la nada en la América profunda

Osho se dirige a una multitud de seguidores, todos vestidos de rojo. netflix

La vida depara episodios que ni el más imaginativo de los fabuladores podría concebir para una novela. Es el caso de la siguiente historia que pasó en Estados Unidos en la década de los ochenta, y que tuvo sus ramificaciones en Mallorca. Primero, hay que situarse en un escenario agreste: un paraje desértico en la América profunda, al lado de un pequeño pueblo de apenas 30 habitantes. Uno de sus vecinos más ilustres, el fundador de Nike, Bill Bowerman.

Los personajes principales, de película: un gurú indio de nombre Bhagwan Shree Rajnessh (más conocido como Osho), coleccionista de Rolls-Royce y cuyos discursos y meditaciones atraían a miles de devotos en plena resaca de mayo del 68, de la new age y de la revolución sexual. A su lado, su secretaria personal, Sheela, manipuladora e implacable, con una gran sed de poder.

El planteamiento de la historia, no menos alucinante: la comunidad espiritual compró en 1981 una propiedad de más de 25.000 hectáreas en Oregón. Y, de la nada, en pocos años levantó una ciudad con la ayuda de miles de personas que llegaban de todas partes del mundo vestidas de color rojo (el color que identificaba a los seguidores). Viviendo en comuna, crearon lagos y levantaron casas, construyeron pistas de aterrizaje y despegue para aviones, tiendas, su propia policía... ¿El desenlace? Vayamos por partes.

Lo primero que hay que decir es que, con estos mimbres, Netflix ha lanzado la serie documental del año, 'Wild Wild Country', dirigida por los hermanos Maclain y Chapman Way y que causó sensación en el último festival de Sundance. En seis episodios, la serie relata aquellos años turbulentos de esa ciudad utópica llamada Rajneeshpuram, a la que se opusieron, primero, los vecinos y después del gobierno federal norteamericano, que llegó a procesar a Sheela por ser la responsable del que se considera el mayor ataque biológico de la historia de Estados Unidos.

Osho tenía seguidores en todo el mundo. También en Mallorca. En esa época, un grupo de unas 30 personas vivió en comuna en diversos pueblos de la isla, siguiendo el modo de vida de las comunidades auspiciadas por Osho. Sucesivamente, se instalaron en Estellencs, Galilea ( Puigpunyent) y Bunyola. En Palma, habilitaron también la 'Shanga House', la Casa de la Comunidad.

Vivir en comuna en Mallorca

Sus días transcurrían en escenarios bucólicos. Meditaban por las mañanas. Hacían ejercicios de respiraciones profundas. Daban saltos mientras recitaban mantras. Comían y cuidaban a los niños en comunidad. Escuchaban los discursos de Osho. Un programa de actividades en el que, valga como curiosidad, participaban algún párroco, e incluso algunas monjas de la isla. Una de las personas que vivió esa experiencia fue Shalabha Beltrán, que, junto a su pareja, editó los primeros libros de Osho en España.

Ella explica que todo empezó cuando se fue de ermitaña a Estellencs (donde vive actualmente). Allí se integró en el grupo donde estaba otro ermitaño sui generis, Miquel Suau. A sus manos llegó un libro de Osho sobre la meditación.

"Al ser ermitaña, mi idea era haber conocido a Jesús, un ser especial. Y, cuando tuve las primeras noticias sobre Osho, me di cuenta de que existían ese tipo de personas", detalla. Tras un periplo por varias comunidades en la isla, en la península y el norte de África, decidió que era el momento de verlo en persona. "Yo lo quería conocer. Pedí dinero para el viaje. Yo ya estaba embarazada de mi segunda hija. Y a Oregón me fui. ¡No sabía nada de inglés! Allí lo conocí, durante un festival. Osho era una persona que transmitía mucha energía. Siempre te decía que hicieses lo que quisieses, pero que pusieses toda la conciencia en eso que hicieras", relata. Ella estuvo al principio, cuando se empezaba a construir la ciudad de Rajneeshpuram. "La gente nos decía: '¡Esto es una secta!'. Nada de eso. Lo hacíamos todo con tanta alegría. Disfrutábamos mucho del trabajo. Estábamos en contacto con nuestra energía. ¡Era la creación de la utopía de mayo del 68! La utopía de crear un mundo mejor, más bonito... Y lo estábamos haciendo en Oregón", recuerda Shalabha.

El conflicto con los residentes locales del pequeño pueblo de Antelop, como se ve en la serie documental de Netflix, no tardó en llegar. Ellos pensaban que en la puerta de sus casas les estaban construyendo una nueva Sodoma y Gomorra. "Nos están invadiendo. Quizá no con balas, sino con dinero y sexo inmoral", proclamaba uno de esos vecinos.

"El problema no eran los vecinos, sino los fundamentalistas cristianos, como el fundador de Nike. Les molestaba que aquella comunidad funcionase", explica Beltrán. "En cinco años, convertimos un sitio árido en un lugar con dos lagos, un río con un gran caudal, con árboles, ganado. ¡Había 5.000 personas que se podían autobastecer con lo que allí se cultivaba!", agrega.

"El gurú del sexo"

A la presión vecinal se le añadió la presión mediática, que llamaba a Osho el "gurú del sexo y de los Rolls-Royce", por su afición a acumular coches de esta marca. Entraron también en escena los fiscales de la Administración Reagan, que buscaban maneras de desactivar la comunidad.

En esa escalada de tensión, agravada por un atentado que sufrió un hotel que tenía la comunidad de Osho en Portland, Sheela optó por la confrontación. Compró armas, estuvo detrás de una infección con salmonelosis en varios restaurantes del condado y dirigió con mano de hierro las comunidades que había dispersas por el mundo.

"A nosotros nos envió a Mallorca un espía para comprobar si ganábamos dinero. Tenía sed de poder, ¡el tercer chacra! Al igual que a Jesús le traicionó alguien de dentro, a Osho le pasó lo mismo con Sheela. Lo que ella hizo fue un shock. Era una manipuladora", sostiene Shalabha.

La utopía mística acabó esfumándose al ritmo que marcaban los tribunales mientras iban procesando a Sheela y sus acólitos. Osho tuvo que abandonar Estados Unidos en un largo periplo que finalizó de nuevo en la India, donde murió en 1990. "Nunca ha habido un genio como Osho", defiende esta mallorquina, quien resalta que fue un precursor del auge de las meditaciones y el 'mindfulness', que se vive en la actualidad.

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