Problemas de espacio, retrasos en el sistema informático, falta de insonorización en las salas de vistas, falta de adaptación de los edificios para personas con movilidad reducida, humedades, cucarachas, cortes de electricidad o la dispersión de los juzgados de instrucción y primera instancia en tres espacios distintos, hacen que las condiciones de trabajo de jueces, fiscales, abogados y funcionarios del partido judicial de Manacor sean, como mínimo, muy precarias.
A las doce del mediodía de ayer y durante una hora, los ocho magistrados, los cinco fiscales y los dos forenses, pararon de manera simbólica para protestar por las dificultades que se vienen arrastrando desde hace años y que tienen que padecer día a día. Solo hace falta una consulta rápida para evidenciar la necesidad de un nuevo edificio moderno y acorde con el flujo de casos y expedientes que hoy en día soportan los juzgados de Manacor.
Los profesionales demandan, además de la unificación de sedes, la cobertura inmediata de plazas vacantes de funcionarios; la habilitación de un servicio común eficaz y más ágil de notificaciones; un refuerzo de los servicios de peritación y traducción, la mejora del equipo psicosocial "para reducir las demoras en la elaboración de informes en los procesos de asuntos de familia"; así como la mejora de los servidores informáticos "que subsane la lentitud de recepción y transmisión de las aplicaciones".
Mañana sin luz
"Esta misma mañana se ha ido la luz en el juzgado número cinco", explican, circunstancia que agrava algo todavía más común: "los continuos fallos del sistema informático que hacen que muchos días no podamos firmar sentencias o notificar nada a las partes implicadas, porque simplemente el ordenador 'se cuelga' y no deja hacer nada". "Todos los días tenemos que trabajar con impedimentos de una u otra índole", critica la jueza decana de Manacor, Ana Salmerón.
Asimismo los magistrados no ven normal que no se les permita trabajar desde casa, una vez cumplida la jornada laboral "para ir avanzando de forma más efectiva. De hecho existe un sistema especial (denominado surface) que aquí no nos proporcionan y que sí está implantado en Palma, con el que podríamos hacerlo". Aunque a este sistema solamente tendrían acceso los titulares y no los jueces interinos.
Otra cuestión muy grave se refiere a la desaparición virtual de algunas resoluciones cada vez que se actualiza el sistema informático, con lo que muchos magistrados optan por guardarlas en sus propios pendrives o enviarlas a sus direcciones de correo electrónico.
Una visita al juzgado de primera instancia número uno deja poco lugar a las dudas. Ubicado en la plaza Font i Roig, donde se situó hace décadas la prisión de Manacor, el edificio es húmedo, con las salas de vistas estrechas y con poca luz tanto natural como artificial. Sus seis funcionarios (además de dos agentes) trabajan en una habitación pensada para cuatro personas donde se amontonan las estanterías, hay agujeros, el aire acondicionado tiene que ser dirigido con cartones y hay trampas para cucarachas en el suelo.
Además, para subir al primer piso hay que hacer frente a una escalera empinada y con un giro pronunciado que impide el paso de personas discapacitadas, o la habilitación de cualquier sistema alternativo dadas las características históricas del inmueble.
Actualmente Manacor cuenta con siete juzgados de primera instancia e instrucción repartidos en tres edificios (incomunicados telemáticamente) donde trabajan cinco magistrados de lo Civil y otros tres de Instrucción, además de cinco fiscales y dos forenses. Existen cuatro salas de vistas "donde es difícil trabajar por la falta de aislamiento acústico". Por número de casos anuales desde hace unos años a Manacor solo pueden ser destinados magistrados y no jueces sin experiencia.
