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Lletra menuda: Carencias corregidas y aumentadas, por Llorenç Riera

Siempre hay alguien que está peor que tú. Las graves carencias que, en general, aquejan a la Administración de Justicia española tienen un amortiguador que las minimiza. Se llama Manacor. Aunque parezca imposible, en las sedes de este partido judicial todo es más grave y dificultoso. Trabajar en ellas requiere, por tanto, mayor esfuerzo y tiene más mérito aunque no comporta, faltaría más, mejor sueldo.

No hay nada más injusto y ofensivo que la cerámica que oficializa como Palau el edificio de Primera Instancia de Creus i Font i Roig. El decano que la instaló tuvo su peor momento el día que tomó la decisión. La carencia laboral de la casa desacredita cualquier condición palaciega. Será, en todo caso, el palacio de las cucarachas y de la inaccesibilidad. Cualquier inspección laboral coherente hubiera cerrado estas antiguas dependencias conventuales que solo son reciclables como museo o biblioteca. Sin embargo, mientras el solar de unos imposibles juzgados de nueva planta sigue entregado a la maleza, el Ministerio seguirá de okupa cultural, pagando alquileres y dado un precario servicio al ciudadano.

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