Colònia de Sant Pere es un lugar habitado por grandes peculiaridades debido, en gran medida, a la identidad que le han ido tatuando tanto su geografía física como humana. Es muy difícil hallar un sitio capaz de competir con Colònia de Sant Pere en cuanto a ensamblaje natural de mar, montaña, tierra y gentes.
Por todo ello, no puede resultar extraño que este pueblo de Artà y su contorno haya sido apetecido, una y otra vez, por constructoras en esta isla en la que cualquier piedra es susceptible de ser urbanizable. Por el mismo motivo, Colònia de Sant Pere ha sido también santo y seña de la lucha ecologista. Es Canons y el Molí d´en Regalat son los lugares en los que se ha librado un pulso permanente hasta ahora.
El primero de ellos acaba de ser ganado a base de ecotasa como espacio natural de titularidad pública y en cuanto a los 10.000 metros cuadrados de la parcela d´en Regalat, la Audiencia Nacional pone ahora las bases legales para concluir que el espacio no es urbanizable y, por tanto, no hay posibilidad de levantar en él los 18 chalés que ha defendido hasta el último extremo Porto sa Coloni S.A.
Es un caso muy semejante al de ses Covetes de Campos. Litigio tras litigio, se trataba de definir, de una vez por todas, si los terrenos eran urbanizables antes de la ley de Costas de 1988 y si se debía respetar la franja de protección fijada por el ministerio de Medio Ambiente. Queda deshecho, al fin, con tiempo y paciencia, el lio montado entre Administración, constructora y ecologistas.
