El futuro, entendido como posibilidad de salir adelante en lo personal y profesional, es de quien está dispuesto a formarse, al tiempo que se reviste de iniciativa y empuje. Si a todo ello se añade la originalidad, con elementos exclusivos, uno puede adentrarse en la incierta ruta del riego que, de superarse, puede adentrarse en el éxito o, cuando menos, en la normalidad comercial.
Manacor, pese a que ahora le han colgado el caricaturesco sambenito de "ciudad más fea de Mallorca", tiene distintos atractivos y marcadas singularidades. A ellas hay que sumar ya un insospechado plantel y vivero de plantas carnívoras. Sí, esas que siempre han parecido un tanto lejanas, incluso fantasmagóricas. Las autóctonas están en el sur de EE UU, pero las accesibles y superiores en cantidad y variedad, en Manacor. Hasta 98 especies, subespecies y variedades se distribuyen por todo el mundo desde Carniplant, el vivero de Son Fangos. El mérito es de Guillem Gutiérrez, un biólogo que tuvo la rara ocurrencia de decantarse por el cultivo y divulgación de tan desconocidas plantas. No queremos imaginar los calificativos que habrá recibido ante tal rareza profesional pero, a la vista de la cosecha, habrá que reconocerle lucidez, mérito y valor.
