Concejales del gobierno y de la oposición municipal visitaron ayer las instalaciones de la depuradora de aguas residuales de Sóller para conocer el uso de un nuevo producto que permite la práctica eliminación del hedor que genera el tratamiento de las aguas fecales. El mal olor había suscitado numerosas quejas vecinales.

La depuradora de Sóller trata el agua residual y los alpechines que generan las almazaras donde se elabora el aceite de oliva. Los residuos de las 'tafones' provocaban constantes problemas en el sistema de tratamiento de las aguas, lo que generaba importantes emanaciones de malos olores como consecuencia de la rotura del proceso biológico de depuración del agua. El hedor era motivo de quejas de vecinos de la parte baja de Sóller que habían cursado numerosas quejas al consistorio.

Los representantes del Ayuntamiento conocieron ayer de primera mano el tratamiento que, de forma experimental, lleva a cabo la conselleria de Medi Ambient en la depuradora de Sóller. Consiste en la utilización de unas bacterias que se vierten en el agua que sigue el proceso de depurado de los alpechines que evitan la proliferación de los malos olores que generaban las aguas residuales de las 'tafones'.

Esta medida experimental que se aplica desde hace unos meses ha acabado con las quejas de los vecinos, tal y como constataron ayer los regidores Jaume Bestard (PI) y Susana Sina (Guanyem) durante el recorrido por la estación de tratamiento de aguas. La oposición municipal quiere que se mantenga el sistema de bacterias que acaban con los olores en próximos ejercicios con el fin de evitar que se vuelvan a repetir las quejas de otros años. Por su parte, el concejal de Medio Ambiente, Josep Lluís Puig, señaló que el proceso de añadido de bacterias "ha resultado todo un éxito porque no se generan ni malos olores ni quejas" y dio por hecho que "en los próximos años se seguirá aplicando para evitar que se vuelvan a producir".