La sala de plenos del ayuntamiento de Pollença se quedó pequeña el pasado jueves por la noche con motivo de la entrega de los galardones del ´Reconeixement Clara Hammerl´, una nueva iniciativa municipal que tiene el objetivo de "visibilizar" las actividades realizadas por las mujeres en diferentes ámbitos.

Por unanimidad de todos los grupos políticos, el primer reconocimiento ha tenido como protagonistas a un grupo de ocho maestras y profesoras jubiladas que prestaron su labor educativa en el municipio 'pollencí' "a pesar de las dificultades sociales y familiares" con que se topaban en unos tiempos más difíciles que los actuales. Las ocho homenajeadas han destacado en el mundo de la enseñanza local y todavía son muy recordadas por sus alumnos, muchos de los cuales acudieron al acto de reconocimiento.

Durante la introducción, la regidora Magdalena Seguí recordó la labor de las antiguas pescaderas de Pollença, que "cada día iban en bicicleta al Moll a las cinco de la mañana para buscar el pescado que después vendían en la plaza". También se proyectó una escena de la película americana Rocky en la que la mujer del boxeador interpretado por Sylvester Stallone juega un papel clave para motivarle en un momento de debilidad. "Sin ella tal vez habría abandonado", subrayó Seguí para destacar el papel a veces secundario de la mujer, aunque en la práctica tan importante como el del protagonista principal de la película.

Posteriormente llegó el turno a las maestras homenajeadas, que fueron pasando una a una para recoger una pintura realizada por la artista Georgina Gamundí que representa a Clara Hammerl, una mujer de vital importancia en la vida social y educativa de Pollença entre finales del siglo XIX y principios del XX.

Catalina Ribas (Palma, 1944), Antònia Orell (Pollença, 1945), Francisca Barceló, 'sor Elvira' (Vilafranca, 1928), Maria Martorell 'de la Casa de la Vila' (Pollença, 1924), Magdalena Cifre (Pollença, 1942), Antònia Bauçà (Pollença, 1931), Antònia Ventayol (Pollença, 1940) y Maria Borràs (Port de Pollença, 1933) fueron las mujeres "emprendedoras y vitales" que recogieron el reconocimiento en un momento muy emotivo. El galardón de Antònia Orell fue recogido por su hija debido a que la maestra jubilada se encontraba de viaje con sus amigas.

Todas ellas tuvieron palabras de agradecimiento hacia el Ayuntamiento y el público presente, que se lo pasó en grande durante algunos instantes del acto, cuando las homenajeadas se dirigieron a la sala improvisando unas palabras. La que más habló fue sor Elvira, que expresó su "alegría" por el reconocimiento y recordó algunas anécdotas de su pasado como profesora, arrancando las risas del público. El acto concluyó con un piscolabis en el pasillo del Ayuntamiento.