En el marco de las Lliçons que organiza la Agrupació Cultural de Porreres, el doctor en Historia contemporánea de la UIB, Bartomeu Garí Salleras, disertó, el pasado sábado, ante un numeroso público, sobre La fossa de Porreres: en quin punt ens trobam?. Explicó que tras haber recibido los informes aportados por el Instituto Aranzadi, él y un grupo de historiadores se han puesto a analizar dichos resultados y a compararlos con la documentación e informaciones que ya se tenían de la fosa de Porreres para poder sacar conclusiones y a su vez poder dar una mano en la identificación de los cuerpos que no han podido ser identificados y lo más importante, saber acerca de la posibilidad de existencia de otros hoyos de enterramiento que puedan estar bajo la construcción funeraria que está en el centro de la fosa.

Muchas son las incógnitas a despejar ya que parece ser que la primera víctima de la fosa de Porreres, de Calvià, el 19 de agosto de 1936, y la última Juan Janer Coll, el 17 de abril de 1938.

Cabe recordar que durante la primera fase de la exhumación se encontraron 55 cuerpos, 14 de ellos identificados y sobre 12 más existen indicios de quiénes pueden ser. Sobre los 29 restantes las pruebas de ADN no han dado resultados positivos.

En el hoyo número 8 se encontraron restos de 10 víctimas, de las que una ha sido identificada, Pere Vallespir Amengual (alcalde de Costitx). Estas personas fueron sacadas del Castell de Bellver el 4 de enero de 1937, que es la fecha más antigua de identificación y en el hoyo 7 de las seis víctimas tan solo se ha podido identificar a una, Tomàs Seguí Seguí (alcalde de Esporles). Estas 6 últimas personas procedían de la Comisaría de Policía de Palma con fecha 4 de febrero de 1937, la última fecha de identificación.

En la zona de la entrada

Ante este primer dato de las fechas de la saca más antigua y más cercana en la que se han podido identificar cuerpos, el historiador Bartomeu Garí afirma que todo hace pensar que necesariamente tiene que haber otra fosa en el cementerio donde se enterraron los cuerpos de los fusilados entre agosto de 1936 y enero de 1937 ya que hay testimonios orales que explican que durante el mes de septiembre de 1936 en la parte posterior del oratorio de la Santa Creu, para no dejar a la vista la sangre de los fusilados se colocaba picadís para cubrirla.

Así lo explica la ahijada del alcalde Climent Garau Juan, Marió, Maria Ripoll, que una tarde volviendo del campo con su madre se enfangó hasta los tobillos y sus espardenyes pasaron de blancas a rojas. Aún hoy recuerda con escalofríos aquella macabra visión que sufrió a sus 8 años.

Una posible ubicación de esta nueva fosa se cree podría focalizarse también en la zona de entrada del cementerio, donde también hay unas jardineras, precisamente unos metros antes de la fosa ya excavada.

Por otro lado, si se sigue la línea del tiempo en las dos filas de enterramientos hallados en la fosa, se puede afirmar que bajo la construcción podría haber unos 8 hoyos más con los restos de unas 40 personas. Estos datos no podrán ser comprobados hasta que se realicen las obras de la segunda fase de exhumación que están pendientes del consentimiento de la totalidad de los 39 propietarios de las sepulturas que fueron construidas sobre la zona de la fosa a partir de 1957.

Falta la firma de un propietario

Según explicó Garí, las negociaciones por parte de la Conselleria van por buen camino aunque hay un propietario que no quiere firmar, lo cual está alargando el proceso. Si no se llega a un acuerdo se iniciarán trámites administrativos que aún dilatarían mucho más los plazos.

Otra incógnita importante a despejar es si las roges del Molinar están en uno de los hoyos situados debajo de la construcción o no. Según Bartomeu Garí, por cronología de los enterramientos identificados, no deberían de estar, pero como también se ha podido comprobar que las fechas de las sacas no siempre coinciden con las de las muertes, se tiene la esperanza que las 5 mujeres fueron ejecutadas más tarde que el 8 de enero de 1937 ya que si no fuera así tendrían que estar en los hoyos ya exhumados, cosa que no ha sucedido. Todo apunta a que entre el 5 de enero, fecha de su saca, y el de su muerte pasaron algunos días ya tuvieron que soportar muchas vejaciones en la comisaría de policía para luego ser conducidas a Porreres. Por esto los investigadores mantienen su esperanza en que sus restos puedan estar bajo la construcción.