Maria Salvador, Maria Calabuig y Maria Herrero fueron tres mujeres valientes y luchadoras que dedicaron toda su vida a la docencia. Sus caminos se torcieron durante el régimen franquista. Sólo por pensar diferente fueron represaliadas y apartadas de su profesiónfueron represaliadas y apartadas de su profesión. "Ya es hora de reconocer la labor de estas maestras", señala Pep Rubio, maestro jubilado de Calvià. Para ello, ha presentado al consistorio una iniciativa en la que pide que se ponga el nombre de estas emblemáticas mujeres a dos calles paralelas a la escuela de Calvià, al lado de la calle de Maria Herreno.

"Queremos homenajearlas por su labor en la cultura y educación de Calvià" destaca Rubio, quien apunta que estas tres maestras trajeron un sistema pedagógico muy avanzado al municipio, el cual sigue vigente hoy en día. Fueron tres maestras muy adelantadas para su tiempo. Sus alumnos las recuerdan con cariño. Les enseñaron a tener una opinión crítica de la vida y a bailar. Sí bailar. Una actividad que fue censurada al considerarse demasiado "libre".

Las tres Marías se formaron en Valencia. Calabuig viajó a Mallorca en 1934 y compartió casa con Herrero. Al estallar la Guerra Civil, fueron apartadas de sus puestos porque "tenían ideas de izquierdas".

La propuesta ha sido presentada al consistorio. A priori, el consistorio les pidió recoger 300 firmas y la documentación pertinente, pero Rubio explica que "es un trabajo que le corresponde al ayuntamiento". Por ello, han buscado el apoyo de diferentes entidades como la Obra Cultural BalearObra Cultural Balear, AMIPA, la escuela de Calvià y Memòria Històrica de Calvià. "Creemos que será suficiente porque hay más de 300 personas a favor", continúa Rubio.

Con los documentos presentados a la administración, el maestro espera reunirse con las formaciones políticas para "sacar adelante la iniciativa por unanimidad". Por el momento, se han reunido con el PSOE y Esquerra Oberta y espera hacerlo con el Partido Popular en los próximos días. Y se deben aclarar algunas cuestiones.

Una de las calles que quieren cambiar se llama Bartomeu Bonafé Mora. Fue un regidor del Partido Popular y dueño de la posesión de ses Planes, de Palmanova. "Nuestra idea es pasar la calle de Bartomeu Bonafé Mora a la travesía de la posesión.

La figura de los maestros es muy importante para la cultura de un pueblo, comenta el calvinars. "Son los que se encargan de educar a las próximas generaciones", sentencia Rubio.

Maria Salvador: Leía poemas de Machado pese a estar prohibido

Maria Salvador era una joven maestra que se encontraba en Mallorca de vacaciones cuando estalló la guerra. Tenía destino en Barcelona, pero el régimen franquista no la dejó volver. Sola en un pequeño pueblo, como era Calvià en aquella época, decidió ejercer de maestra. No sabía hacer otra cosa, y tampoco quería. Su pasión, los niños.

En un primer momento estuvo destinada en Algaida, donde conoció a su futuro marido, Nicolàs Tous. Tous, quien era maestro en Es Capdellà fue acusado de cantar 'La Internacional', por lo que tuvo que enfrentarse a un expediente. Lo condenaron a varios años de inhabilitación, de destierro y a trabajar, durante dos años, sin sueldo. La familia quedó separada.

Salvador fue destinada a Calvià. En un primer momento vivía en Es Capdellà pero con la condena a su marido decidieron trasladarse a Peguera. No se sentían seguros. "Maria Salvador iba caminando cada día a la escuela de Calvià y se volvía a Peguera caminando", comenta el maestro jubilado Pep Rubio.

Era una mujer luchadora, inteligente y con las ideas claras. "Trajo a Calvià una educación muy avanzada para la época en la que estaban", señala Rubio, quien detalla que conoció personalmente a personajes tan ilustres como Maria Montessori y Eugène Decroly. Valiente, Maria Salvador trasladó a las aulas los poemas de Antonio Machado y los textos del filósofo francés Voltaire. Estaba prohibido por el régimen franquista pero ella insistía en que los pequeños se debían educar de una forma libre y completa.

Un libro de memorias recoge un artículo titulado Recuerdos, de Pere Vila, en el que una alumna apunta "explicaba todo con tanta claridad y paciencia, que era un placer aprender a su lado".Maria Calabuig: Acusada de bailar baile de salón con sus alumnos

Maria Calabuig nació el 2 de agosto de 1914 en Valencia. Con 20 años ya era maestra. Enseguida viajó a Mallorca para ejercer de maestra en Calvià y compartió casa con Maria Herrero. Eran muy amigas y seguían una misma filosofía de trabajo. Lucharon por la libertad de expresión y enseñaron a sus alumnos a tener una opinión crítica de la vida. También dieron clases de baile. Las reacciones en contra del posicionamiento de Calabuig no se hicieron esperar.

La Guerra Civil estalló cuando Calabuig se encontraba de viaje en Valencia. Al igual que Salvador, no pudo regresar a su tierra. Según explica Pep Rubio, las autoridades fascistas de la isla no quisieron justificar el por qué no regresaba a su puesto de trabajo y ordenaron la suspensión cautelar de empleo y sueldo. Unos meses después, el colegio recibió los cargos que se le imputaban.

Por un lado, le achacaron que tenía una gran simpatía por Marcelino Domingo y su partido (Frente Popular). "Además nunca escondía sus ideas izquierdistas" y no era creyente, detallaba el escrito.

Lo más sorprendente fue el tercer punto. "Fue acusada de dar clases de bailes de salón a sus alumnos" al considerarlo demasiado "libre". "El alcalde afirmaba que era propagandista de las ideas marxistas y el cura decía que era exactamente igual que María Herrero, por lo tanto eran comunistas".

La joven maestra quiso volver a su puesto pero no la dejaron. El 30 de junio de 1941 la readmitieron pero con la sanción de un traslado obligatorio fuera de la provincia, y perdiendo todo el sueldo que no había cobrado y la inhabilitación para cargos directivos. Un año después hubo una manifestación por parte de los vecinos calvianers y seis años después recuperó su puesto de trabajo.

Maria Herrero: No escondía sus ideas y admiraba a Manuel Azaña

Maria Herrero nació el 16 de febrero de 1911 en Valencia. Aprobó las oposiciones de maestra y obtuvo destino definitivo en Calvià. Llegó a la isla en 1934 . Era una mujer soñadora e independiente. Como sus dos compañeras, con las ideas muy claras.

No tardaron en perseguirla. En 1936 Herrero era investigada y el inspector jefe, Joan Capó, pidió informes sobre su práctica a diferentes personalidades del pueblo. "Así comenzaban una serie de mentiras e incongruencias que pararían el buen trabajo de esta maestra", comenta Rubio. Seguían buscando pistas. Tanto el jefe de la Guardia Civil como el alcalde del pueblo afirmaron que "no tenían ninguna queja" de su actuación profesional. Eso sí, confirmaron que era una mujer con una ideología de izquierdas y que, por tanto, era poco estimada por las personas del pueblo que trabajaban para la patria.

El 1 de octubre llegó la nota. Maria Herrero estaba destituida. Meses después recibieron otra carta con los motivos. En primer lugar el escrito destacaba que Herrero "no escondía en público sus ideas izquierdistas" y tenía una "gran admiración por Manuel Azaña" (presidente de la Segunda República". Una mujer luchadora que quiso votar a favor de la izquierda en las elecciones de febrero de 1936. Ella no estaba incluida en el censo pero movió cielo y tierra hasta que lo consiguió.

También se la acusaba de no ser religiosa y de tener una conducta "bastante libre". Fue la compañera de baile de salón de Maria Calabuig. Ambas trasladaron a las aulas sus pensamientos e ideas sin miedos a las represalias.

Con "ese historial" Maria Herrero fue expulsada por una unanimidad de su cargo. Posteriormente, en 1940 fue readmitida pero inhabilitada para cargos directivos. Es la única que tiene una calle con su nombre.