Las familias se han amoldado a tener un número reducido de hijos, aumenta la calidad de vida y por tanto su duración. Para acabar de adornarlo, Mallorca es una sociedad de servicios poco productiva, entregada al turismo y al retiro residencial. Todo está abonado pues para que la pirámide de población invierta su posición. Salta a la vista, basta tener un mínimo de inquietud para percatarse de un fenómeno palpable que, sin embargo, ha vuelto a pillar desprevenida a la Administración. En Calvià todavía lo están estudiando.
El diagnóstico y pronóstico de las personas mayores del municipio, pensado para servir de base a un plan de acción destinado a ellas, conduce directamente a la ancianidad, a unos residentes estables que, sin que sea una cuestión calvianera en exclusiva, serán cada día más reivindicativos con sus derechos y exigirán mayores servicios públicos para poder cuestionar su autonomía personal. En dos décadas, los mayores de 65 años han doblado su número en Calvià. Han pasado del 9 al 18% en una tendencia que se acentuará todavía más, entre otras cosas porque lugares como Santa Ponça y Palmanova, los que tienen más jubilados, son también los sitios en los que residen más personas en el umbral del retiro laboral.
Es un claro detonante, pero no solo Calvià, sino la práctica totalidad de municipios de Mallorca deberán apresurarse a adecuar sus políticas, infraestructuras y servicios a la realidad social que se impone.
