Tras el desenfreno del Carnaval llega la austeridad y la abstinencia. Hoy, Miércoles de Ceniza, comienza la Cuaresma. Y como ya es tradición, en la previa, el martes, diferentes localidades de Mallorca celebraron los singulares entierros de sardinas, con desfiles fúnebres, vestimenta de riguroso luto, presencia de clero y monaguillos, plañideras, incineración, humor, gastronomía, música, reivindicación, etc.

En Manacor, Inca, Santa Maria, Pòrtol, Llucmajor, Son Carrió y ManacorIncaSanta MariaLlucmajorPetra, entre otras poblaciones, hubo convocatoria festiva. Este año llamó la atención que no se celebrase el particular duelo en Felanitx, donde en distintas ocasiones ha sobresalido la creatividad, el mensaje directo del 'sermón' y la diversión. En cualquier caso, la Part forana vivió de nuevo entretenidas escenas, congregando a jóvenes y adultos, y también hubo algún que otro centro educativo movilizado por la sardina protagonista de turno. Eso sí, la gran novedad de este 2018 fue la presentación en la capital de la comarca del Llevant de la geganta sa Jaia Corema.

La Associació Cultural Sant Domingo de Manacor, presidida por Toni Oliver, exhibió a su nueva figura de altura, una mujer mayor de nada más y nada menos que tres metros y ochenta centímetros que porta un bacalao, una parrilla y un rosario. Evidentemente, a tan popular personaje no le faltan sus siete pies. Ya anoche fue despojado de uno y los otros los irá perdiendo los sábados que vienen en diferentes sitios de Manacor: plaza Weyler, sa Bassa, calle Mercadal, plaza del Palau, plaza de sa Rectoria y sa Bassa. Se invita a toda la ciudadanía a tan peculiares actos.

Además de sa Jaia Corema, Manacor cuenta con en Vicenç, na Catalina, Mossèn Alcover, na Catalineta, Sant Vicenç Ferrer, en Domingo y en Picarolet.

El desfile más famoso

Puntual a su cita la comitiva del entierro de la sardina salió del local del club de la tercera edad es Turó para recorrer las distintas calles de Pòrtol (municipio de Marratxí) y finalizar en la plaza de Can Flor, donde fue incinerada. La banda de música encabezaba la comitiva fúnebre. No faltaron tampoco autoridades. Este año se repartieron 75 kilos de sardina y por primera vez colaboraron los componentes del Agrupament Escolta i Guiatge Soca-arrel, su unidad de Llops i Daines, cada niño portaba una pequeña sardina que corrió el mismo destino que la grande.