A las luces fundidas y los telones decaídos y polvorientos de los viejos cines de Mallorca les está constando mucho el reciclaje para una nueva vida. Deben pagar el precio de años de impotencia, oscuridad y hasta olvido. Los ayuntamientos se están convirtiendo poco a poco en su instrumento regenerador. Es la conjunción de la conveniencia de salvar el patrimonio, servirse de espacios escénicos porque, incluso en la época de la comunicación digital, no todo cabe en una pantalla de plasma y también, la oportunidad política.
Pollença toma una senda semejante a la seguida, con acierto y obstáculos desiguales, por Inca y Sóller en los últimos tiempos. El Ayuntamiento está en contacto con el Colegio de Arquitectos para preparar un concurso de ideas, que piensa convocar este mismo año, para rehabilitar el antiguo Cine Capitol. Se persigue el logro de un espacio escénico reducido para una población que adolece de estas infraestructuras y en un edificio que debe saber conjugar la titularidad y el uso privado de la planta baja con el local municipal del primer piso. Un coste previsto de 2,2 millones y 235 butacas en un lugar del año 1944 en el que había 387 es el punto de partida y el reto que deberán afrontar los arquitectos aspirantes a firmar la rehabilitación del viejo Capitol. Si el ensayo que se empieza a practicar surge el fruto esperado, el telón del teatro podrá abrirse para la vida social y cultural de Pollença. También se integrará en ella un elemento patrimonial respetable.
