Su luz iluminó la pantalla del Cine Principal de Santanyí durante más de 60 años. Fue el primer proyector de películas sonoras que los vecinos pudieron disfrutar; el mago que hizo hablar a los actores más famosos del momento hasta 1992, cuando el local echó el cierre. Esta semana y tras años de abandono, la máquina regresó a la planta baja, restaurada y como nuevo elemento decorador y patrimonial de lo que fue el séptimo arte santanyiner.

Miquel Sbert, escritor e investigador local cuyo padre estuvo al frente del cine de la Costa den Verger durante más de cinco décadas, recuerda que al principio, en 1925, la sala "abrió con un proyector más pequeño para las películas mudas. Fabricado por la empresa francesa Gaumont". El film inaugural, (El chico, de Charles Chaplin) llenó las 300 localidades de los dos pisos con los que contaba entonces el cine.

No fue hasta la década de los 30, "desconocemos el año en concreto", cuando la evolución obligó a cambiar la maquinaria por otra más grande, que aceptara y leyera la banda de sonido del celuloide. Se eligió un proyector Ossa, producido con éxito desde finales de los años 20 en Barcelona, "y que de no haber cerrado por razones comerciales, seguro que hubiera funcionado muchos años más".

Horas, semanas y años de magia que se apagaron a mediados de enero de 1992, tras un programa doble con películas de segunda fila protagonizadas por Richard Prior y Steven Seagal. "No vino prácticamente nadie, y dudamos si teníamos que esperar una semana más o cerrar definitivamente. Cuando supimos que la próxima que la distribuidora nos ofrecía era Tacones Lejanos, y teniendo en cuenta que Pedro Almodóvar nunca había funcionado en Santanyí, cerramos la sala".

Las nuevas tendencias y la proliferación de canales televisivos aceleraron un proceso que sufrieron muchas otras salas únicas de pueblos mallorquines, acuciadas también por el asentamiento de los multicines.

Algunos años después el propio ayuntamiento de Santanyí decidió adquirir el Principal y remodelarlo a los nuevos tiempos, pensando sobre todo en las representación teatrales o presentaciones culturales. Pero el Ossa siguió ´durmiendo´; hasta que la pasada legislatura la concejala de Cultura, Ricarda Vicens, vio el potencial del proyector y encargó su restauración a Pere Terrassa.

Esta semana operarios municipales descargaban finalmente los más de 400 kilos de máquina ayudados por una grúa, y lo colocaban en el recibidor, ahora ya solo como pieza ornamental, puesto que las lentes fueron robadas durante sus años de retiro.