El olmo (´ulmus minor´) no es un árbol muy abundante en Mallorca, donde suele crecer en zonas húmedas y fértiles. Una enfermedad fúngica, la grafiosis, ha acabado con gran parte de la población de olmos en Europa. Balears no ha sido una excepción, aunque en este caso la insularidad ha ayudado a que el impacto de la enfermedad no fuera tan elevado.

No obstante, la enfermedad también fue detectada en Mallorca y es la responsable de la muerte de numerosos ejemplares. Los botánicos aconsejan la conservación de estos árboles cuyas hojas antiguamente se utilizaban como alimento de los animales y que posee algunas propiedades curativas. El olmo más grande que se conserva en la isla está en el Clot d´Almedrà (Alaró).