Ni los más viejos recordaban algo parecido. El primer Pi de Sant Antoni de Pollença sin un gallo en el interior de la cesta perdió más de una cuarta parte de sus 22 metros al quebrarse tras los esfuerzos de la gente por entrarlo en la Plaça Vella, donde el incidente, que dejó dos heridos, provocó estupefacción e incertidumbre sobre si se podría celebrar la fiesta, que transcurrió de forma accidentada toda la jornada. La comisión de fiestas decidió seguir adelante, con el tronco reducido. El joven Joan Vanrell coronó la cima pasadas la 1.00 de la madrugada y se llevó el premio después de que muchos jóvenes también lo intentaran durante más de dos horas y media. La edición de este año se ha visto dificultada por el exceso de celo a la hora de enjabonar el tronco.

El árbol, que había sido talado el miércoles en Ternelles, había perdido este año el gallo, uno de sus símbolos, en cumplimiento de la Ley de Protección Animal, un hecho que pasó a un segundo plano por la rotura del pino.

La jornada ya amaneció accidentada. La tradicional comida en Ternelles a base de 'pa amb oli' y 'arengades' se vio alterada por la prohibición del Govern. Por la mañana se había declarado un incendio en el Puig de Maria que fue sofocado por la tarde, pero que puso en alerta a los servicios de emergencia. Por este motivo, los 'pollencins' tuvieron que consumir las 'arengades' crudas, aunque no fue impedimento para saborear una fiesta ancestral que suele ir acompañada de mucho vino y 'mesclat'.

Llegada del pino

El pino llegó a la Plaça Vella de Pollença más tarde de lo habitual, sobre las 21, ya que además de los clásicos inconvenientes que se topa la comitiva para transportar el tronco por las estrechas calles de la localidad 'pollencina', la longitud del árbol de este año planteó serios problemas en el camino de Ternelles, ya cerca del pueblo, donde quedó embarrancado en una curva. Más adelante incluso hubo varios heridos leves cuando el carro volcó en una esquina del casco antiguo. A partir de aquí, el pino tuvo que ser arrastrado.

Finalmente, la entrada del pino en la Plaça Vella, muy problemática, fue jaleada por el numeroso público hasta el momento en el que se rompió el tronco de forma brusca. Numerosas personas cayeron de espaldas al suelo. Dos jóvenes resultaron heridos y fueron trasladados al hospital de Inca. Uno de ellos se partió el labio y otro tuvo que recibir atención médica por contusiones.

Después siguieron las maniobras para levantar el tronco mediante poleas. Una vez plantado en el centro de la plaza, los 'pollencins' más atrevidos iniciaron la lucha para ser los primeros en subir.

Previamente, el Pi del Moll, talado en Formentor, fue subido por el joven Xisco Palou.