Todo el mundo está de acuerdo en que resulta imprescindible una reconversión integral de la Platja de Palma. Desde el ámbito internacional al local, pasando por el estatal y autonómico, ha habido muchas promesas, planteamientos teóricos y escasa, por no decir nula, plasmación práctica de todo ello. Algunas transformaciones de negocios privados, tímidas actuaciones puntuales de la Administración y nada más, si excluimos incumplimientos y decepciones.
Ahora aflora otra gran iniciativa, ilusionante y ambiciosa, también necesaria, pero con enorme riesgo de estancarse, otra vez, en el plano teórico. El proyecto Agora 4.8, de Catalina Salvà y Héctor Ortín gana el concurrido concurso internacional Europan 14, con una propuesta contundente y rompedora para transformar s´Arenal en una urbe moderna y multifuncional. Los cargos institucionales aplauden el éxito de dos arquitectos jóvenes y ya prestigiosos, pero enseguida echan balones fuera. Dicen que, en el mejor de los supuestos, estamos ante un proyecto "a largo plazo y dependiente de subvenciones externas". Quedamos presos del papel mojado, en la pura teoría.