La masificación veraniega que sufre ses Covetes (el núcleo costero de Campos que da entrada a Es Trenc) en invierno se transforma en calma. Una serenidad aletargada, que sin embargo esconde problemas difíciles de ver a simple vista. Aparte de la falta evidente de residentes que llenen las casas del pueblo durante los meses de frío, también carece de los restaurantes, bares y tiendas que aprovechan la llegada de turistas para hacer su agosto.

Pero sobre todo son tres los puntos que han puesto sobre el mapa a ses Covetes y que todavía están en vías de solucionarse: Los campos de polo de sa Barralina, los aparcamientos ilegales y los terrenos surgidos de la demolición de los chalés de la conflictiva urbanización del mismo nombre.

Por lo que respecta a los dos campos de polo y a sus instalaciones, los vecinos son críticos con lo que creen que es una permisividad encubierta por parte del ayuntamiento de Campos, "que ha dejado que la propiedad instale señales de dirección prohibida a lo largo de un camino que es público, solamente porque pasa por delante de los terrenos de juego. Un camino que directamente queda cerrado durante las jornadas de partido", explican.

Además de ir adquiriendo otras fincas anexas, "los propietarios de sa Barralina también han colocado un gran letrero con el nombre de la possessió en el otro extremo del camino, con lo que los vehículos que proceden de la otra parte de la finca, creen que están entrando en una propiedad privada, cuando en realidad no es así". Hace unas semanas la agencia de disciplina urbanística del Consell ya precintó los campos de polo por falta de legalización, un proceso todavía en trámites.

El otro problema, que ahora espera solución con la aprobación como parque natural de Es Trenc-Salobrar, es la pervivencia durante todo este verano del gran aparcamiento ilegal situado a la izquierda de la carretera de entrada desde Campos, "que ha abierto durante todo el verano, aprovechando la falta de plazas ORA, que se llenaban al cabo de unas pocas horas. Nos consta que la Policía Local no ha abierto ni una sola incidencia en este sentido, aún sabiendo que esto era así", señalan los vecinos, molestos con la permisividad.

Finalmente están los terrenos donde se levantaban las decenas de viviendas de la urbanización fantasma de ses Covetes, demolida hace unos años tras más de dos décadas de litigios. Una zona donde el Consell se encargó de planificar un espacio verde de pinos y matorral que, en estos momentos, deja mucho que desear en cuanto a imagen y cuidado, con árboles secos y numerosas zonas donde la basura y las supuestas protecciones no ofrecen dudas sobre la falta del mantenimiento mínimo.