En primavera de 2009 un Franciscano TOR, Fray Bartolomé Pastor, en aquellos momentos párroco de la iglesia de Nuestra Señora de los Ángeles de Cala Millor, iniciaba un proyecto de ayuda al más necesitado en el Llevant de Mallorca.

Eran momentos difíciles, de crisis económica, cuando dos personas se acercaron al rector y le pidieron algo para comer. Después de atenderlos y escuchar sus peripecias para encontrar trabajo con el que poder sobrevivir, decidió que les tenía que ayudar, primero dándoles comida. Luego se le ocurrió que podrían coger almendras y algarrobas, en algunas las muchas fincas en que los propietarios no las recogían debido a los bajos precios de venta.

Dicho y hecho. Pastor fue pidiendo a propietarios que le cedieran la cosecha de los almendros y algarrobos para los pobres. Aquel verano catorce familias comieron gracias a las cosechas donadas. Pronto se corrió la voz entre inmigrantes y necesitados: "En la parroquia dan trabajo en la recogida de almendra".

Fray Pastor, continuó con la idea y creo la asociación 'Dignitat i Feina', denominación inspirada en las palabras del máximo pontífice: "La mejor ayuda para preservar la dignidad de las personas es el trabajo". Para ello contó con ayuda de más personas y algunos profesionales para encaminar aquel proyecto social.

Todo el año

Siguieron años de más crisis y llegaron a ayudar a unas cuarenta familias necesitadas, cuyo perfil ya no solo era de personas inmigrantes, sino también mallorquinas. Para poder crecer en este proyecto, se inició un proceso que poco a poco fue creciendo para ayudar durante todo el año y no solo en la temporada de recogida.

Así una vez terminada ésta y gracias a la colaboración de los ayuntamientos de Artà, Son Servera, Sant Llorenç y Capdepera, la asociación pudo disponer de furgonetas para el transporte de la mercancía y máquinas para pelar la almendra.

Luego solo quedaba llevarla para extraer el bessó para elaborar el turrón casero en Navidad. Fue todo un éxito. Se consiguió un apreciado turrón que se distribuyó inicialmente en comercios locales de los cuatro pueblos. Luego cadenas hoteleras y algunos Ayuntamientos los incorporaron a sus aguinaldos de Navidad, hasta comercializarse prácticamente en toda la isla.

Hace unos años un residente alemán donó una máquina para que pudieran realizar el proceso de partir la almendra y separar el fruto ellos mismos. Ahora incluso atienden a peticiones de gente particular, que por un precio módico les presta este servicio.

Aquel proyecto ha ido creciendo y ganando el reconocimiento de personas, entidades y administraciones, por la labor social que están realizando. Aquello que comenzó con la recogida, ha seguido con todo un proceso artesanal de manufacturación, elaboración y venta del producto final, un turrón de mucha calidad que actualmente se comercializa durante todo el año, demandado por tiendas especializadas en delicatessen.

Aunque actualmente el problema radica en poder conseguir la materia prima: "El Llevant es el Chernóbil del desastre de los almendros en Mallorca". A pesar de que la asociación dispone de muchas fincas cedidas para recoger la cosecha, los almendros se mueren y de cada vez hay menos.

De aquí que ahora lo mas inmediato sea implicarse en el cuidado y repoblación del almendro. La asociación ya dispone de una finca de unas dos hectáreas de almendros, cedida por un particular en el municipio de Son Servera, en la que trabajan en labores de poda, cuidado y repoblación.

El futuro de 'Dignitat i feina' pasa por arriesgarse, buscando una solución para solventar la problemática de la epidemia de los almendros. Al menos esto es lo que piensa su creador, que también es partidario de buscar una solución aún sabiendo que no llegará enseguida.

Seguir adelante

Mientras tanto 'Dignitat i feina', ahora ya como parte de la obra social Franciscana del Convento de Artà, seguirá adelante con la ayuda al necesitado, solo parará o se reconvertirá, el día en que todo el mundo tenga trabajo digno y no nos necesite, explica Pastor, quien se muestra satisfecho por estos nueve años de proyecto, pero también muy agradecido a todas las personas que lo han hecho posible y que han colaborado en él; desde voluntarios, hasta las personas que año tras año ceden desinteresadamente la cosechas de los árboles de sus fincas.

Alrededor de unas 3.000 tabletas de turrón elaboradas de manera artesanal en todo su proceso, se repartirán estas navidades, por toda Mallorca para su venta. La recaudación permitirá ayudar a unas pocas familias necesitadas a través de un trabajo digno en las labores del campo.