De nuevo en una playa de la zona de Llevant y de nuevo tras jornadas de mal tiempo y mala mar. Una pareja ha encontrado en Cala Torta varias 'piedras' de ámbar gris, el preciado material expulsado por el cachalote y que puede llegar a alcanzar precios desorbitados de entre 50.000 y 80.000 euros el kilo y que se utiliza sobre todo en alta perfumería para fijar los olores.

Fue el pasado día 5 de diciembre cuando un joven que paseaba por la costa artanenca, perdió a su perro de vista y tras unos minutos le encontró junto a una extraña 'piedra' blanca, alargada y de olor intenso. "Entonces pensé en lo que había leído en Diario de Mallorca sobre los chicos que encontraron ámbar gris en Porto Cristo, y de lo que había que hacer para comprobar si era o no verdadero", recuerda el chico.

Así que cuando llegó a su casa lo primero que hizó fue calentar un cuchillo hasta que alcanzó la temperatura necesaria para poder perforar el material. Efectivamente cuando acercó la punta latente el ámbar empezó a deshacerse en una especie de líquido ceroso, de color oscuro y de un olor más suave y agradable.

"Hemos encontrado unos 600 gramos de ámbar pero ahora no sabemos exactamente qué hacer con él o qué está permitido hacer", se sincera; "huele entre a pescado y fosa séptica, pero tampoco llega a ser un olor desagradable", señala, "que se va apagando con los días".

Segundo hallazgo

Este es el segundo hallazgo de ámbar gris del que se tiene constancia en la isla en los últimos meses. De hecho de certificarse con certeza, sería el segundo documentado y hecho público en la historia de Balears hasta el momento.

A mediados de septiembre dos amigos residentes en Cala Millor ya encontraron casi un kilo y medio del preciado material en una cala cercana a Porto Cristo. "No nos lo podíamos creer, y de hecho hasta que no hicimos las pruebas para verificarlo, no se lo hemos dicho a nadie", explicaba Soufian Akrach, pizzero en un restaurante de Cala Millor.

Más difícil de conseguir y más valioso al peso que el oro, es el resultado de una secreción producida en los intestinos de un cachalote, que sirve para facilitar el paso de alimentos demasiado pesados de digerir, lo que suele acabar con la muerte del mamífero. Llega a las orillas en forma de ligeras piedras que flotan y desprenden un fuerte olor, que se va apagando conforme se van secando.

Se calcula que en el Mediterráneo occidental pueda haber una población aproximada (los últimos datos son de 2008) de 400 ejemplares de cachalote. No es nada extraño avistar a estos mamíferos en el sur y el este de Mallorca, donde se alimentan y aparean con aparente tranquilidad.

Pero su fragilidad en cuanto a número y sus localizaciones durante el año, todavía son fuente de numerosos estudios que deben arrojar, a medio plazo, más luz sobre los patrones de conducta de estos animales en nuestras aguas.

Los cachalotes no tienen unos patrones de ruta claros, sino que son errantes dentro de una misma zona. Existe muy poco intercambio entre las poblaciones del Mediterráneo occidental y del oriental.