Diario de Mallorca

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Entrevista

"Japón es un país único, a veces no sabes si vives en un mundo real o en un cómic"

"Coincidí en los lavabos de un karaoke con los dirigentes de la televisión japonesa. Les sorprendió que como extranjero hablara japonés"

Miquel Rosselló en su restaurante de tapas que abrió en Tokio y con el que espera expandirse.

¿En qué momento decide viajar a un país tan diferente?

En Barcelona cursé los estudios universitarios y tuve mis primeras experiencias laborales. Estuve una temporada en Londres, donde mejoré mi inglés. Cuando volví de Londres busqué una oportunidad laboral interesante en Barcelona y Mallorca, pero la situación económica y laboral del país agotó todas mis opciones. Tuve que tomar decisiones difíciles. La crisis, la falta de oportunidades y las ganas de expandirme culturalmente y descubrir mundo fueron el motivo por el cual aterricé en Japón. Después, con mucho esfuerzo, abrí el restaurante El Rosselló en Tokio.

¿Cómo llegó a escribir y hablar en Japonés?

Cuando llegué a Japón solo conocía tres palabras, konnichiwa (hola), arigatoo (gracias) y sayonara (adiós). ¿Sinceramente? Esfuerzo y ganas de aprender. El japonés es un idioma muy complejo que cuenta con una escritura totalmente diferente a la nuestra, dos silabarios diferentes y a eso se le suma los kanji y sus miles de significados. O le pones ganas y dedicación o estás perdido. Una de las cosas que más me ayudó fue el día a día con la gente autóctona, relacionarme con personas de aquí, escucharlas y aprender de ellas.

¿Cuál es la diferencia cultural que más le llama la atención?

Que la gente vive por y para el trabajo, las interminables jornadas laborales son una meta para alcanzar el éxito ya que llegar a tener un buen cargo te supone toda una vida. Las personas lo dan todo por la empresa y ésta lo da todo por ti. Es tanta la dedicación que la rutina y la monotonía puedan desembocar en la soledad absoluta del trabajador.

¿Lo más destacado de Japón?

Aquí todo es diferente. Es un país donde la modernidad y la tecnología van un paso por delante del resto del mundo, pero a su vez es un país donde las costumbres y la tradición están muy presentes. Es una sociedad de contrastes entre el binomio modernidad-tecnología y simplicidad-tradición. La cortesía, la amabilidad, la educación. Destaco también la seguridad. Los baños públicos y termales, los jardines perfectos, sus geishas y kimonos. Todo hace que Japón sea un país único, donde a veces no sabes si vives en el mundo real o en un cómic. Pero no, aquí no hay Nochevieja, ni Reyes Magos. Tampoco hay arròs brut ni el frit de Pasco de Alaró, ni verbenas de verano.

¿Cómo es un día en Tokio?

En mi caso es trabajo, trabajo y trabajo. La apertura de El Rosselló me ocupa el 80% del día. Soy el responsable del management del restaurante y debo ser efectivo y coherente en algunas acciones y al mismo tiempo ser intérprete, moderador y constructor en un entorno cambiante. Cuando tienes un día libre no dejas de conocer, descubrir y disfrutar. Tengo muy claro cómo empieza el día, pero nunca cómo acabará y esto me gusta.

Cuéntenos cómo es la gastronomía…

Me encanta la gastronomía japonesa por su variedad y en cierto modo porque es muy saludable. Soy amante del washoku, comida al estilo tradicional japonés, me fascina la manera en que enfatizan la estacionalidad de los alimentos y la calidad de sus ingredientes. Soy amante de las izakayas (tabernas japonesas), me encanta el pescado y el marisco. En Japón no todo es sushi.

¿Cómo fueron sus primeras experiencias laborales como extranjero?

Desde que llegué a Japón hace cinco años nada ha sido fácil, todo lo que he conseguido hasta ahora ha sido a base de mucho esfuerzo. Aterricé en Osaka y me siento de aquí ya que es una ciudad a la que amo y en la cual tengo muchos amigos. Sin embargo, el auténtico negocio está en Tokio. En Osaka me ofrecí como staff para la apertura de un bar español y sin saber nada de japonés me contrataron y fui haciéndome fuerte e imprescindible para la empresa. Al diciembre siguiente un amigo me presentó a un empresario japonés, y después de muchas conversaciones decidimos apostar el uno por el otro y con el tiempo y buen trabajo empezamos a crecer. Abrimos una oficina de comunicación y diseño para el mundo de la restauración y apostamos por el concepto spanish bar.

¿Cómo fue la apertura del Rosselló?

El pasado mes de marzo se abrieron las puertas del restaurante. Es un concepto spanish tapas bar, apostando por dos pilares: la calidad y el producto de importación; y la ejecución del menú por parte de nuestro chef de origen catalán, conocedor y experimentado en la cocina española, catalana y vasca. En resumen… platos de auténtica calidad, reinventados a tapas y a precios asequibles de bar style.

Le han ocurrido algunas cosas extrañas…

Cada día es una anécdota. Que la gente me pida una foto es una rutina. Una noche coincidí en los lavabos de un karaoke con los dirigentes de la televisión japonesa. Les sorprendió que como extranjero hablara en japonés. Me invitaron a su habitación, aquí es una costumbre, y nos intercambiamos las tarjetas de visita (ritual en Japón). Al cabo de dos días, fui al trabajo como un día normal y a la media hora de abrir el restaurante vi cómo se acercaba mucha gente, focos, micros, tres actores famosos de la televisión… Me pregunté dónde iría tanta gente y ¡entraron en mi restaurante! Al día siguiente salimos en la televisión, no habíamos abierto y ya había una cola kilométrica para entrar. Fue un gran día, muy cansado, pero increíble. Al día siguiente decidí librar y relajarme en uno de los baños termales de la ciudad y… ¡sorpresa! la gente siguió reconociéndome y tuve que irme volando.

¿Qué echa de menos de Mallorca?

En primer lugar a mi familia. Llevo muchos años fuera de la isla, siempre me han apoyado y soy lo que soy gracias a ellos. También echo muchísimo de menos a mis buenos amigos, a los que amo, respeto y con el paso del tiempo aún más. Sé que desearían que estuviese en la isla ahora mismo. De hecho, siempre me preguntan cuándo regresaré y me dicen que es aquí donde tengo que estar. Pero sabemos que no es el momento y lo respetan. Y eso me hace feliz y me da fuerzas. También echo de menos la tranquilidad y la luz de la isla, esa combinación de tres colores, el azul, el marrón y verde de la Serra de Tramuntana que la hace tan única. Alaró y sus dos montañas. Y, por supuesto, nuestra sobrasada de porc negre, el arròs brut con esclatassangs, los caracoles en invierno, el trempó, el tumbet y el frit de Pasco.

¿Qué planes tiene para el futuro?

Desde la apertura de El Rosselló estoy residiendo en Tokio, pero a corto plazo mi futuro está entre Tokio y Osaka. Ir controlando y asegurándome de que todo va bien. Gracias al Shinkansen (tren bala japonés) puedo ir y venir en poco tiempo. A medio plazo y aprovechando los Juegos Olímpicos de 2020 intentaré hacer rentable El Rosselló, hacerme fuerte y expandirme. Aguantar, tener paciencia y persistencia, y una vez consolidado, abrirme internacionalmente. Tal vez esto suponga mi regreso a la isla…

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