Las redes sociales canalizan hoy los comportamientos sociales y se convierten en exponentes de la reacción ante hechos de todo tipo, especialmente en casos de queja, denuncia o reivindicación. Lo ocurrido a raíz de la muerte por maltrato de un perro en Felanitx vuelve a dejarlo claro.
Los restos del animal fueron hallados en un contenedor con indicios de haber sido ahorcado. Una campaña en una plataforma de internet pide justicia y que se castigue a los autores. Se han reunido más de tres mil firmas y se espera conseguir otras dos mil. Es el exponente claro de la sensibilidad sobre el asunto. El alcalde advierte que será muy complicado esclarecer la cuestión.
En este y otros casos recientes se demuestra una defensa creciente del respeto a los animales. Ocurre así también porque se están maltratando en exceso. Una sociedad en la que abundan individuos incapaces de tratar a los animales prescindiendo de la violencia o el descuido es una colectividad con carencias básicas de incivismo y formación elemental. Por ahí habrá que afrontar el problema que nos ocupa.
Existen, por tanto, dos cuestiones interconectadas, la del maltrato animal en si y la de quienes hacen pagar a los seres inferiores sus frustraciones o carencias diversas.
