Catalina Grau (Lleida, 1929) acaba de cumplir 88 años. Es historia viva de la radiodifusión, testigo directo de los años en que la radio era un medio de masas en ausencia de la televisión, y donde los locutores eran famosos reconocidos por la calle. Nos recibe el mismo día de su cumpleaños, invitados a una entrañable fiesta en la que no falta el homenaje de uno de los antiguos participantes en los concursos musicales de la radio que Catalina Grau presentó.
¿Cuándo debutó usted detrás de los micrófonos?
Fue en el año 1954. Acababan de inaugurar la emisora de radio de Inca y pedían voces jóvenes. Me presenté, pasé las pruebas y comencé a trabajar. Aún recuerdo mi primera intervención.
¿Cual fue?
Una sencilla frase: Son las nueve en el reloj de nuestros estudios e iniciamos nuestra programación en estos instantes. Lo recuerdo por la emoción que sentí, después ya todo salió rodado.
¿En que emisora comenzó?
Su indicativo completo era Radio Juventud, estación escuela número 45 del Frente de Juventudes. Fue la primera emisora de radio de Inca y creo que de la Part Forana. Su director era Rufino Carrion Diez.
¿Fueron duras las pruebas?
Duras no, pero entonces si no tenías una voz bonita no podías ser locutor. Se miraba mucho que se tuviera una voz muy bien modulada y una dicción casi perfecta. Tenga en cuenta que entonces el locutor de radio hacia casi todo en directo: narraba acontecimientos, daba noticias, actuaba en obras de teatro radiadas e incluso la publicidad. Estabas en mitad de un programa y entraba la sintonía de tal o cual producto y tu tomabas tu guión y lo anunciabas.
¿Hizo usted radioteatro?
Ya lo creo. Era divertidísimo. Hicimos Hamlet, luz de gas, el avaro, y tantas otras. Entonces la radio era el entretenimiento de las familias. No había televisión. Hacíamos verdaderos milagros con pocos medios. Teníamos un solo magnetófono y muchos de los efectos sonoros los hacíamos los mismos locutores: abrir un cajón, un caballo llegando con dos cocos sobre una mesa; una tormenta agitando una plancha de metal...
¿La música no debía ser enlatada?
había música en discos evidentemente. Era curioso porque antes de trabajar en la radio, como oyente, me preguntaba porque se producían muchas veces silencios prolongados entre una canción y otra. Luego averigüé que sólo había un reproductor y, aunque se daban prisa en cambiarlo, entre y entre había silencios. No obstante, había mucha más música en directo que ahora.
¿Concursos?
Especialmente musicales. Grupos y músicos de toda la comarca competían en nuestros estudios y luego las semifinales se organizaban en el Teatro Principal; la final en la plaza de toros. ¡Y se llenaba hasta la bandera! Realmente era un espectáculo.
¿La reconocía la gente por la calle?
Ya lo creo. Mucha gente nos escuchaba cada día y siempre había admiradores que querían un autógrafo
¿Siempre trabajó en Radio Juventud?
No, Radio Juventud fue trasladada a Palma bajo el nombre de la Voz de Baleares. Allí permanecí hasta que en 1977, todas las emisoras que dependían del Estado se refundieron entonces en Radio Nacional de España. Allí me jubilé en 1992, tras 38 años de profesión
¿Conoció a muchos famosos?
Conocí a Massiel, Luís Aguilé, Conchita Bautista, Alberto Cortez, a los Cinco Latinos y muchos otros que ya no recuerdo. Sí que recuerdo especialmente una vez que presenté a Jorge Sepúlveda. Recuerdo que dije: Van ustedes a oir una voz con la que seguramente muchas parejas se hayan enamorado...
Debían ir con mucho cuidado con lo que decían ¿No?
Eran otros tiempos. Se debía ser muy correcto; por supuesto que era impensable decir un taco en antena. En cierta ocasión un entrevistado, no recuerdo quien, dijo que venía de Alaró con un sol que quemaba el culo de la liebres, y se formó un revuelo que casi pararon la emisión.
