Tomeu Bergas Mas (Maria 1970) ha trabajado de agricultor durante 30 años, siempre en el sector de cereales de secano. Ayudando a su padre, Andreu, han cultivado durante esta larga etapa unas 350 cuarteradas de distintos propietarios, divididas en más de 700 pequeñas parcelas, la mayoría en el término municipal de Maria de la Salut. Hace unos siete años que su padre se jubiló y Tomeu siguió con la explotación agrícola. Ahora ha dicho "basta", no quiere seguir ligado directamente al trabajo de la tierra, está cansado y, previo aviso a todos los propietarios, deja de cultivar todas las parcelas y terrenos en los que ha trabajado hasta la fecha.

"El tema económico es uno de los motivos, pero no el único ni el más importante. Después de dos campañas muy buenas, en 2013 y 2014, les siguieron dos, en 2015 y 2016, que la cosecha tan solo llegó al 30% de las primeras. La del 2017 ha sido desastrosa, además de no recolectar nada de grano, perdimos todo lo invertido para salvar lo poco que quedaba del cultivo y las intensas lluvias de este año lo destruyeron todo", explica este joven agricultor.

Bergas ha llegado a la conclusión, y este es uno de los principales motivos de su decisión, de que trabajar sin horarios, sábados, domingos y fiestas, en ocasiones hasta altas horas de la noche para no dejar el trabajo sin finalizar, llega a ser muy pesado. Siempre se depende de la meteorología; tienen que cosechar el domingo porque hace buen tiempo, no se puede esperar al lunes porque puede llover. "Nunca puedes organizar nada. Desde que me casé, hace 18 años, no he podido realizar un viaje de una semana con mi mujer y mi hijo. Cuando ella acaba su temporada de trabajo, entre octubre y noviembre, yo empiezo mi campaña. Ya estoy cansado de todo; esto no es vida, no quiero seguir así, quiero tener vida familiar", dice Tomeu con convicción.

"La siembra directa nos ha dado buenos resultados, en un principio nos facilitaba mucho el trabajo y nos daba horas de descanso. Ahora, con este cambio que ha sufrido el clima, hay ocasiones en que resulta imposible hacerla, puesto que las lluvias torrenciales impiden el paso de la maquinaria por el terreno y acto seguido se produce una larga y fuerte sequía, son los dos extremos, no entiendo como aún hay gente que niega el cambio climático".

Los hay que piensan que a Tomeu le puede haber motivado el tomar esta decisión la implantación de la ZEPA en numerosos terrenos que cultivaba, pero él lo desmiente: "Sí temo que en un futuro algún gobierno radical pueda actuar sobre nuestras propiedades. Seguiré siendo el presidente de la Associació Balear Defensora del Món Rural y ayudaré a mis compañeros en el tema de la ZEPA hasta el final, como he venido haciéndolo hasta ahora".

Bergas también habla de las subvenciones y asegura que, si bien son una buena ayuda, no son la solución a los problemas del campo, "Resultan una ayuda complementaria para el pago anual de los trabajos y productos utilizados durante cada campaña pero no es suficiente", dice.