Aunar esfuerzos para evitar que alimentos que todavía pueden ser consumidos y disfrutados, acaben en la papelera y dejen un mal ejemplo medioambiental y social por el camino. Ese es el punto de partida del proyecto ideado por Artà Solidari, con la colaboración del Ayuntamiento, para colocar una nevera comunitaria en pleno centro del pueblo, donde supermercados, restaurantes y demás establecimientos relacionados con la alimentación, puedan ir dejando, diariamente, sus productos perecederos para que otros vecinos puedan disponer de ellos de forma responsable.

La idea, arraigada en otros países europeos, se basa en este caso de la impulsada por una pareja de Galdakao (en el País Vasco), quienes cuentan ya con un proyecto de hasta 18 neveras solidarias en la zona de Bilbao, y que hoy explicarán su experiencia en una reunión a la que también acudirán colectivos como Cáritas, Dignitat i Feina o las Amipas de los distintos centros educativos del municipio.

Según explica Julen Adrián, miembro de Artà Solidari y nexo de unión para que la nevera solidaria salga adelante, "este no es un proyecto relacionado con los servicios sociales, sino que está enfocado desde un punto medioambiental, de nuestra responsabilidad como vecinos, de reducir residuos y facturas de basura". Sin pretender por tanto que acabe siendo un punto de estigma hacia la gente que acuda a recoger aquellos alimentos o productos elaborados que necesite.

Artà Solidari cuenta con una red de voluntarios que se encargarán de ir a buscar los posibles excedentes de los establecimientos, aunque también cabe la posibilidad que éstos se puedan llevar directamente sus productos a la nevera.

Pioneros

En 2015 la GBGE (Galdakaoko Boluntarioen Gizarte Elkartea) la asociación de voluntarios del municipio Galdakao, puso en marcha este proyecto pionero en España. Con una triple finalidad: luchar contra el despilfarro de comida, concienciar sobre el valor de los alimentos y romper la estigmatización que existe en torno a la pobreza y el consumo colaborativo. Y es que cerca de la mitad de los productos comercializados no llegan a ser consumidos.