Inca celebró ayer la segunda de sus históricas ferias tradicionales que sirven de pórtico al Dijous Bo. La segunda cita se dedica desde hace años al ocio y al motor, pero ha ido incorporando paulatinamente otros aspectos. Este año, la novedad ha sido la celebración de un mercado de temática infantil, la I Fira del Pa Tradicional y una muestra de libreros anticuarios.

La calle Major se llenó de puestos de venta de artículos infantiles: juguetes, cuentos, manga, manualidades, etc registrando una muy buena afluencia de público, especialmente por la mañana.

La calle de la Estrella se ha recuperado este año para las ferias como la calle de los libreros. Allí se montó una muestra de libreros anticuaros con interesantes ofertas que los aficionados a la lectura supieron apreciar.

El pan tradicional tuvo un destacado espacio en el Claustre de Sant Domingo, aunque cabe poner una nota negativa a la gran ausencia de horneros locales pues sólo dos firmas secundaron la convocatoria, los demás eran profesionales de otros municipios.

La feria de la ciencia estuvo ubicada en la plaza de Mallorca. Se trata de un certamen habitual de hace unos años que supone un gran atractivo para la juventud. No obstante, el auténtico protagonista de esta segunda feria de Inca es sin duda el mundo del motor.

La Gran Via de Colon estaba tomada literalmente por la exposición de automóviles y motocicletas. Casas de compra-venta y de recambios se colocaban estratégicamente en diferentes puntos de la exposición.

La calle del Bisbe Llompart fue el lugar elegido por los clubes de coches clásicos para mostrar alguna de las históricas máquinas que circulan todavía por carreteras de la isla.

El Club de Amigos del Seat 600 fue uno de los que expusieron más vehículos y. como su propio nombre indica, mostraron diferentes modelos del popular utilitario que marcó una época en España.

Con gran asistencia de público cerró la segunda cita a la espera de que el próximo viernes se inicie la Feria Medieval, la tercera y última antes del esperado Dijous Bo.