¿Cómo afronta esta nueva etapa como alcaldesa?
Con mucha ilusión y con la experiencia que me han dado los diez años como concejala en distintas áreas. Lo que más me motiva es el hecho de poder dar respuesta a las necesidades reales de los ciudadanos. Tomar el pulso de la calle y la conexión con los vecinos. Siento el peso de la responsabilidad y el respeto hacia el cargo, pero mi propósito no son los grandes retos sino solucionar los problemas en beneficio de los ciudadanos.
¿Cree que le beneficia ser quien cierre la legislatura?
Tal vez. Supongo que la gente se acuerda más del final... pero si no haces las cosas bien puede ser un perjuicio.
¿El Plan General es una necesidad o un suplicio?
Ambas cosas. Nos hemos obsesionado tanto con las posibles indemnizaciones de las zonas verdes que hemos dejado a un lado la seguridad jurídica que un Plan General da. Mantenemos normas urbanísticas de principios de los ochenta que han sufrido hasta 36 modificaciones puntuales. Eso, además de los continuos cambios en la normativa supramunicipal, ha hecho que se haya creado una cierta inseguridad que hay que resolver. Por eso tomamos la determinación de contratar a una empresa externa que, bajo la dirección del Ayuntamiento, terminara el trabajo hasta su aprobación.
Cuestión de prioridad pues
Sí. Teníamos unas normas que para nada se ajustaban a la realidad, con un techo de población de 180.000 habitantes que tuvo consecuencias nefastas en cuanto al porcentaje de reservas de zonas verdes y servicios, para un población a la que no íbamos a llegar. Por eso empezamos, hace unos años, por bajar ese techo (ahora de 80.000 habitantes) y retomar la redacción de un Plan a partir de ahí. Lo primordial es aprobarlo de manera provisional antes de julio de 2018. Una vez eso pase ya podremos abrir un periodo de reflexión más tranquilo para pulirlo y mejorarlo.
Tras su salida del PP de manera abrupta por el conflicto entre Bauzá y Pastor, muchos criticaron después su unión con el Partido Popular local (además de AIPC-SyS) para promover una moción de censura contra el pacto de izquierdas, hace ahora dos años. ¿Cómo valora el pacto El Pi-PP?
Los tres partidos consideramos que no nos sentíamos cómodos en nuestro papel como oposición ante lo que estaba pasando. Sigo pensando que fue lo mejor para Manacor. En cuanto a la salud del pacto, en todo momento ha sido muy buena, basada en el diálogo y el respeto. Porque aunque ha habido y hay diferencias ideológicas, estas no han afectado en absoluto a la gestión del Ayuntamiento. Además, el alcalde Rosselló en todo momento ha otorgado confianza a cada concejal para que trabajara a gusto y sin presión.
¿Por qué cuesta tanto que Manacor esté limpio?
Mire, muchas veces hablamos de grandes obras o del Plan General, pero nos olvidamos un poco de la realidad del día a día de la gente. Para mi será un prioridad que las calles y los espacios públicos vuelvan a estar limpios. Tenemos un contrato que seguramente no sea el mejor, pero que debe cumplirse. En estos momentos es logísticamente complicado hacer un seguimiento efectivo, algo que evidentemente es urgente mejorar. Pero también, si es necesario, hay que sancionar a los vecinos que no cumplen. Creo que debe haber un cambio de mentalidad, campañas para conseguir que se ensucie menos y para que, a su vez, los vecinos sepan que ensuciar también tendrá sus consecuencias.
¿Sanciones policiales?
Sí. Es necesario que hagan cumplir la ordenanza. Será una prioridad. Además, creo que es necesaria mayor presencia de la Policía Local a pie de calle, una policía de proximidad, con la incorporación de bicicletas.
¿El solar municipal de la calle Pilar continuará disponible para que el Ministerio de Justicia construya los nuevos juzgados?
Es un tema para reflexionar. Firmamos un convenio pero todavía no tenemos nuevos juzgados. En todo caso no soy partidaria de tener solares cedidos eternamente cuando podríamos darles otros usos.
¿La incorporación del antiguo a cuartel de Els Sementals como parte del colegio Simó Ballester cubre a largo plazo la necesidades escolares del municipio?
No. A corto plazo quizá sí, pero la bajada de las ratios de alumnos por clase y la incorporación durante los meses de verano de nuevos alumnos desde hace varios cursos, hace que tengamos que pensar más allá. La oficina de escolarización de Manacor no ha parado de trabajar estos meses. Además, a medio plazo está prevista la construcción de un nuevo colegio en Porto Cristo, a lo que hay que sumar la ampliación de Ses Comes.
¿Qué haría si le dejaran invertir los 33 millones de euros que el Ayuntamiento acumula pero que la Ley Montoro impide gastar?
Creo que por encima de los grandes proyectos estaría finalizar el asfaltado y adecuación de las calles del municipio, reservando una partida presupuestaria cada año. Asimismo optaría por rehabilitar y dar uso a los edificios que ya tenemos como la antigua escuela de música en ses Cotxeres o la vivienda del Carrer Nou.
¿Con la colaboración ciudadana?
Sí, está previsto que de cara al año que viene una parte de los presupuestos sean participativos.
¿Cómo salvamos a la plaza de ses Verdures?
Con la puesta en marcha de un nuevo reglamento que permita dinamizar y diferenciar la oferta con nuevas concesiones para pequeños emprendedores.
