La agricultura en Mallorca ha pasado por momentos muy difíciles, cayendo en picado los viejos modelos de producción familiar debido a los costes y la poca mano de obra especializada. La industria del campo es el nuevo modelo que se va imponiendo, a escala de la isla.

Vanguardia de estas nuevas empresas que apuestan por el sector primario son dos actividades que, de momento están dando resultados positivos: el vino y el aceite.

Con la consecución de la Denominación de origen Oli de Mallorca se dio un paso de gigante para recuperar una actividad agraria que iba a perderse en los roquedos de la Serra de Tramuntana; que puede parecer muy poético pero que desde el punto de vista de la rentabilidad es muy pobre. Así comenzaron a desarrollarse plantaciones de olivos de forma intensiva en el Raiguer, para ir extendiéndose paulatinamente al Pla y al Llevant.

Básicamente se han plantado olivos de la variedad mallorquina, o empeltre; arbequina y picual que son las admitidas por el Consejo Regulador de la DO Oli de Mallorca. La picual y la arbequina son las más indicadas para aceite, mientras que la mallorquina es mejor para prepararla como oliva de mesa, aunque, de toda oliva se hace aceite.

Picual

La picual es una variedad muy apreciada por la precocidad de su producción, facilidad de cultivo y calidad del aceite que se obtiene, destacando en éste la alta proporción de ácido oleico. El picual es el típico aceite andaluz, de sabor intenso y ciertamente picante.

Es un árbol de gran vigor, con ramas cortas, muy resistente a las heladas, aunque se adapta mal a las sequías prolongadas y los terrenos excesivamente calcáreos.

La variedad arbequina, es originariamente mallorquina, si se atiende a cierta leyenda que dice que fue Jaume I quien se la llevó a Catalunya y allí recibió nombre en la localidad de Arbeca.

La arbequina se caracteriza por una gran resistencia al frío, un vigor muy reducido y una baja resistencia a los suelos calcáreos. El tamaño de su fruto es el menor de las variedades cultivadas en España, entre uno y dos gramos.

Es una de las variedades estudiadas en el proyecto que desarrollan técnicos de Conservas Roselló, de Llubí, en la finca de Son Mesquidassa (Felanitx) junto con científicos de la UIB. Este proyecto surge, precisamente, a tenor del impulso que esta tomando la producción de aceite en Mallorca y pretende averiguar que variedad, independientemente de su origen, es la mejor para el suelo de la isla, los recursos hídricos disponibles, la mecanización del trabajo y los resultados en cuanto a calidad y cantidad de aceite producido.

Joan Simonet, ingeniero agrícola participa en el estudio por parte de la empresa. Miquel Àngel Mas, que se encarga del trabajo de campo, Hipólito Medrano, Pepe Escalona y Josefina Bota son los científicos de la UIB que también desarrollan el proyecto.

Cuentan con una subvención de 70.000 euros que abona la conselleria de Turismo y disponen de cuatro años para efectuar los estudios y mediciones que, comparativamente, determinarán que variedades son mejores.

Variedades

Para ello se han plantado, en Son Mesquidassa, 2.000 plantas de cada una de las siguientes variedades: Sikitita, Koroneiki y Arbosanda. De arbequina, la propia finca cuenta con una explotación de 144.000 plantas en producción.

En estos momentos se está haciendo una fase preliminar, con unos estudios previos, en los que se toman unos resultados iniciales, en condiciones casi naturales. A partir de aquí, el año próximo, se tomarán con unas condiciones de riego determinadas al igual que el abonado y la poda, y así cada año.

A modo orientativo se han obtenido resultados satisfactorios pues mientras la arbequina da un rendimiento del 13,82% se observa como la sikitita da un 13,53% y la Koroneiki un 18,02. Por lo que se refiere a la arbosanda cabe destacar que aún no se tienen resultados pues su maduración es más tardía.

Joan Simonet sostiene que tiene muchas esperanzas en esta última variedad pues "el árbol es pequeño. Produce grandes cantidades de oliva en racimos apiñados, que casi parecen de uva, y parece que da menos trabajo de cultivo.

Cabe precisar que esta experiencia se está llevando a cabo en un regimen de plantación superintensivo. Es decir, las plantas estan sembradas en un marco de plantación muy espeso, formando auténticos setos, y el fruto se recoge de forma mecanizada.