Los pescadores han tenido que adoptar una estrategia consistente en reducir los cupos de llampuga pese a que es una especie que abunda. Es consecuencia de un fallido intento de buscar nuevos canales de comercialización, como puede ser el ahumado, que se llevó a cabo hace unos años. Se intentó canalizar los excedentes de llampuga mediante la venta de pescado ahumado en colaboración con una empresa de Santa Maria. Se consiguió un producto de alta calidad pero que comercialmente no resultó. Garau explica que "falta costumbre de consumir ahumados".