Dos de cada tres visitantes de la finca de Ternelles (Pollença) se desvían del camino público para penetrar en las llamadas zonas de exclusión de la Serra de Tramuntana, de acceso vetado al público, según aseguraron ayer a este diario fuentes de la Fundació Voltor Negre, encargada de la vigilancia del predio vinculado a la familia March para la protección de las zonas de cría del buitre negro y otras especies amenazadas.

El dato, aportado ayer por el encargado de los vigilantes de Ternelles a partir del recuento que practica la fundación durante los fines de semana y días festivos, justificaría la necesidad de que a partir del próximo mes de diciembre todos los visitantes deban ir acompañados por un guía, tal y como se contempla en el acuerdo firmado la pasada semana entre la sociedad administradora de Ternelles y la Fundació Vida Silvestre Mediterránia(FVSM), ligada a la Fundació Voltor Negre, mediante el que esta entidad pasará a gestionar las visitas públicas a partir del mes diciembre en detrimento del ayuntamiento de Pollença, institución que hasta la fecha se encargaba de las reservas que permiten un máximo de veinte visitantes diarios a Ternelles.

La Fundació del Voltor Negre se encarga de la vigilancia ambiental de Ternelles entre los meses de febrero y junio. Las fuentes consultadas aseguraron ayer que de las aproximadamente 300 personas que accedieron a la finca en el citado periodo de tiempo, unas 200 se adentraron en zonas prohibidas sin respetar las señales que avisan de la exclusión por motivos ambientales, a pesar de que la entidad dispone de 31 voluntarios que informan a los visitantes en tres puntos diferentes de la finca de la necesidad de respetar las zonas de exclusión y también hay cámaras de vigilancia instaladas por la propiedad del predio.

Molestias a los buitres

Esta circunstancia, según la fundación, perjudica el proceso de cría de los buitres negros. Aseguran que este año ha habido constancia de la desaparición de una pareja reproductora y un polluelo en un nido que la fundación tenía controlado en un área muy próxima a la zona de paso, algo que esta entidad atribuye a las molestias provocadas por los visitantes. Además, en la finca de Ariant, también gestionada por la fundación, se han producido otros casos de pérdida de crías de buitre por los mismos motivos.

En este sentido, la directora de ambas fundaciones, Evelyn Tewes, explicó que tanto en Ternelles como en Ariant se producen numerosos casos de visitantes que no respetan las áreas de exclusión y molestan "sin querer" a las aves reproductoras porque desconocen la existencia de nidos.

A su entender, las visitas del público a Ternelles, donde "casi todo ya está declarado como zona de exclusión", deberán ser con la supervisión de un guía, una circunstancia que "no es negativa" y además "es novedosa". En principio, entrará en vigor a principios de diciembre. "El Ayuntamiento y la propiedad deben ponerse de acuerdo y aplicar la legislación, es importante que la gente no pase cerca de los nidos porque ya hemos tenido que rescatar a muchos visitantes que se habían desviado del camino público", añadió.