El nuevo Parc Natural des Trenc-Salobrar vive su primer otoño con una evidente falta de vigilancia y medios. En junio de este 2017 el Parlament balear aprobó una histórica declaración a fin de preservar el privilegiado espacio del municipio de Campos. Sin duda, se trata de uno de los parajes más bellos y singulares del Mediterráneo. No obstante, tanto residentes en la isla como visitantes extranjeros advierten de que si en verano sí hubo un efectivo servicio de informadores e incluso una embarcación para evitar el fondeo sobre posidonia, en estos momentos hay cierta sensación de descontrol y desprotección.

Los famosos búnkers (nidos de ametralladoras), algunos de ellos con claros signos de nulo mantenimiento, representan riesgos para aquellas personas que trepan hasta la cubierta. Muy a menudo pueden verse tanto jóvenes como adultos, incluso con bicicletas posando para la foto.

Otro 'desgaste' que sufre el famoso arenal es protagonizado por gente que invade el sistema dunar, a pesar del cordón disuasorio.

Asimismo, con frecuencia, se detectan masajistas (mayoritariamente orientales), vendedores ambulantes (frutas y verduras, bebidas, pareos, gafas de sol, etc.) y equipos de rodaje de películas, spots.

Uno de los temas más controvertidos de esta temporada se ha referido a las hamacas y sombrillas. Hay bañistas que consideran correctos los criterios seguidos cada año, si bien otros creen que hay excesivos elementos, debería haber más lugares libres y garantías de paso y mayor distancia respecto al frágil sistema dunar.

Un año especial

Este 2017 ha resultado histórico no sólo por la declaración del Parc Natural, sino que también por la obligada demolición de los seis chiringuitos edificados en sa Ràpita, ses Covetes, es Trenc y es Coto-Els Estanys. La eliminación de baños ha sido cuestionada. El ayuntamiento de Campos prevé que en 2018 puedan autorizarse quioscos desmontables.