"Acabábamos de empezar la clase y estábamos con el calentamiento, con un juego de pilla pilla para favorecer la movilidad articular, cuando de repente se desplomó. Me acerqué hasta ella y comprobé que había perdido el conocimiento. Les pedí a los alumnos que fueran a avisar a Administración, que se encuentra a unos doscientos metros del polideportivo en el que nos encontrábamos, y que llamarán también a mi compañero David Alique, que en esos momentos estaba en el campo de fútbol aledaño con un curso de 1º de ESO".

Jordi Llompart, profesor de Educación Física del IES Santanyí inicia de esta manera su relato de cómo actuó, junto a su colega David, ante un repentino desvanecimiento de una alumna de trece años de edad hace menos de diez días. Llompart y los otros protagonistas de esta historia participaron ayer en un acto organizado por la dirección general de Emergencias y del 061 para resaltar la importancia de que los policías locales actúen con celeridad ante una parada cardiorrespiratoria con motivo de la celebración del Día Europeo de Concienciación del Paro Cardiaco.

"Todo ocurrió sobre las 11:45 horas del mediodía, la chica estaba inconsciente pero respiraba. La pusimos en posición de seguridad (lateralmente, para evitar que se ahogue con su propio vómito) y le pedí a mi compañero, que llevaba el móvil, que llamara al servicio de emergencias del 112. Cada vez respiraba de manera más irregular hasta que dejó de hacerlo. Le tomé el pulso y no tenía. Así que decidimos comenzar el masaje cardiaco. David hacía la compresión y yo me encargaba de la respiración haciéndole el boca a boca. Hicimos varios ciclos (un ciclo son dos insuflaciones de aire por cada treinta compresiones), no me acuerdo cuántos, hasta que la chica recobró el pulso y la respiración y la volvimos a colocar en posición de seguridad. En ese momento llegaron las enfermeras", relata Llompart.

Ocho larguísimos minutos

"¿Cuánto tiempo pasó hasta que llegaron las enfermeras? Unos 8 o 9 minutos que a mi se me hicieron larguísimos. Aunque, recapitulando, creo que actuamos con muchísima serenidad. No éramos conscientes de la gravedad del caso", concluye su narración este maestro que salió bienparado de este mal trago gracias a la formación en primeros auxilios y en socorrismo acuático que adquirió en Cruz Roja.

Bàrbara Amengual, enfermera del centro de salud cercano al instituto, acababa de terminar una consulta jove enla escuela y estaba a punto de volver a su centro de trabajo donde había quedado para preparar una presentación didáctica con el policía tutor del IES Santanyí, el agente Sergio Fernández.

"Estaba en secretaría cuando me dijeron que una chica había tenido un percance en el polideportivo. Yo ya la conocía porque hacía dos semanas sufrió un desmayo y había venido a urgencias, aunque no le encontramos nada. Llegué al pabellón al tiempo que mi compañera Pilar Obrador, que venía con el desfibrilador. Miramos sus constantes y, al comprobar que no tenía una respiración efectiva, adoptamos el código paro y pedimos que avisaran a la doctora María Barrio que estaba en el centro de salud y que al poco llegó acompañada por el policía tutor. Nada más realizar la primera descarga a la niña con el desfibrilador", recuerda Amengual.

"En primer lugar le insuflé oxígeno con un tubo de Guedel y luego empecé con los masajes cardiacos hasta completar 4 o 5 ciclos. El desfibrilador realizó dos descargas tras analizar las constantes de la paciente y, cuando empezó a recuperarse, la doctora empezó a estabilizarla y las enfermeras a preparar las vías para su traslado", resume con modestia su actuación el policía tutor.

"Trabajamos en equipo. Nosotras preparábamos la vía aérea y la venosa mientras que la doctora y el policía se encargaban de la reanimación cardiovascular pulmonar (RCP) hasta que llegó una UVI móvil del 061desde Campos que trasladó a la niña a Son Espases. Ha pasado varios días en la UCI aunque el martes de la semana pasada ya pasó a planta. Sigue hospitalizada porque le están haciendo pruebas. Que todos actuáramos de manera tan coordinada le salvó la vida", concluye esta historia con final feliz la enfermera Bàrbara Amengual.