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Dinamización comercial

Un centro mejor sin coches

El Consell de Mallorca prepara un plan de ayudas para fomentar la peatonalización de calles comerciales de los municipios - Prevé destinar un millón de euros en 2018 para proyectos municipales que incentiven la mejora de centros urbanos

Un centro mejor sin coches

El Consell de Mallorca incluirá en los presupuestos de 2018 una nueva línea de subvenciones, dirigida a ayuntamientos, para mejorar zonas comerciales y fomentar el acceso de los vecinos a estos espacios urbanos . Este plan se ha elaborado en coordinación entre el departamento de Territorio e Infraestructuras -que se encarga del plan de equipamientos comerciales (PECMA)- y el área de Economía, con el objetivo de que sean los consistorios los que presenten proyectos que cumplan con el requisito de revitalizar calles y plazas con presencia de establecimientos.

La iniciativa se plantea como un plan plurianual que para el próximo ejercicio tiene previsto destinar un millón de euros, y para 2019 podría ver duplicada la asignación económica. El plan permitirá invertir en elementos para la mejora de calles comerciales, como el adoquinado, iluminación, instalación de bancos o vegetación, pero también incluye ayudas para la adquisición o acondicionamiento de aparcamientos en las zonas principales de acceso de los pueblos.

Impulso

Con estas medidas se pretenden fomentar iniciativas de peatonalización de centros históricos y de zonas comerciales de barrio que los ayuntamientos quieran acometer para impulsar las tiendas de proximidad. Una de las demandas más reiteradas por vecinos y comerciantes a la hora de plantearse crear una zona peatonal es precisamente la de que se creen nuevas zonas de estacionamiento que faciliten la movilidad de residentes y visitantes.

Entorno

El conseller insular de Economía, Cosme Bonet, explica que el objetivo de las ayudas va más allá de embellecer espacios urbanos, "se trata de hacer agradable el entorno de lo que llamamos centros comerciales a cielo abierto, esas calles con tiendas que tenemos en muchos pueblos y que, con un impulso, pueden verse beneficiadas como ha pasado en los municipios que ya han ejecutado medidas similares". Para Bonet, el Consell acompañará a los consistorios que decidan dar el paso y sean activos: "Es una lástima que por falta de visión de futuro de algunas personas, algunos pueblos se vean estancados", añade el conseller.

Mercedes Garrido, consellera de Territorio, apunta que el plan está coordinado con el trabajo del PECMA que se lleva a cabo desde su departamento con la finalidad de "buscar la compatibilidad entre la ordenación del sector comercial y la defensa del interés general, centrado en la protección del medio ambiente, orden territorial y defensa del consumidor".

Garrido subraya que se ha elaborado una encuesta de hábitos de consumo de los ciudadanos de la isla que arroja "unos resultados que permiten ver la importancia de estos comercios de proximidad, a los que una amplia mayoría de ciudadanos acude para comprar los productos básicos".

Precedentes

Esta idea ha tenido precedentes importantes en pueblos y ciudades donde se han llevado a cabo peatonalizaciones para dinamizar el comercio. Proyectos que en muchas ocasiones se encontraron con una fuerte oposición popular.

La estampa de un alcalde bajando de su despacho al bar más cercano para tomarse su café matinal y charlar con los vecinos a veces no es el momento más agradable del día para los ediles. Sobre todo si hay temas calientes sobre las mesas que provocan críticas y debate. Algo así vivieron Miquel Vidal (PP) y Antoni Alemany (PSOE) en Santanyí y Alcúdia hace años, cuando decidieron impulsar un proyecto para dedicar el centro urbano de sus pueblos a las personas y eliminar la circulación de coches.

"Cada día, pero cada día -recuerda Alemany-, tenía visitas de comerciantes a mi despacho que me decían que les llevaría a la ruina, y llegó un momento que no me atrevía ni a salir a tomar un café, porque la cosa se ponía fea y algunas personas perdían la compostura y había nervios y algunos insultos".

Vidal, en Santanyí, también rememora aquellos episodios de tensión: "Se llega a un punto desagradable cuando, por ejemplo, amigos de tus padres dejan de hablarles por este tema, sobre todo porque tú estás convencido de que a la larga todos saldrán beneficiados, y los comerciantes y bares, los que más, como se demuestra ahora".

Vidal señala con humor que "en algunos bares de la plaza Major todavía están tan avergonzados de lo que me dijeron que no se atreven ni a cobrarme el café". Alemany también cuenta que lo que más le dice la gente ahora es: "menos mal que no nos hiciste caso y continuaste adelante con el proyecto". Ambos exediles coinciden en afirmar que uno de los mayores orgullos de sus años en la alcaldía es precisamente el de haber impulsado la peatonalización del centro.

En Alcúdia, los comerciantes de la calle Major todavía recuerdan aquel episodio y el temor que tenían a que los negocios tuvieran que cerrar. Maria Reus, de Cortines de la Llar, cuenta que todos se pusieron las manos en la cabeza: "Piensa que por esta calle pasaba incluso el autocar de línea, aparcaban coches y era de doble sentido, ahora la gente no se lo puede ni imaginar". Magdalena Viver, que regentaba la tienda Xicarandana, asegura que "está claro que a la larga ha sido muy positivo y, si ahora hay algún problema, es que hay demasiada gente y no puedes ni pasar andando". Joan Oliver, de Radio Borne en la calle Guàrdia Civil de Santanyí, reconoce que al principio la gente estaba muy en contra porque decían que si no podían llegar en coche, nadie iba a venir, "pero ahora vemos que ha sido totalmente positivo". En Ferrer Moda, Fernando Santa Cruz coincide: "En cuanto al comercio y al turismo, ha sido buenísimo, y aunque hubiera miedo, ahora estamos contentísimos".

Maria Cladera, del bar Ca's Mosson, en la plaza Major, es muy clara: "Nadie pensaba que el pueblo cogería esta fuerza comercial, y mucho menos cuando soportamos aquel año de obras. Y claro que algunos clientes protestan porque no pueden llegar en coche a tomarse el café, pero hay que acostumbrarse a todo". Cladera dice que es verdad que en invierno el centro está muy calmado "pero también se agradece un poco de tranquilidad si has hecho una temporada de verano muy intensa".

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