Del mismo modo que cada día tiene su afán, cada época o estación del año se manifiesta con comportamientos y producciones propias. Es el ciclo natural que sigue manteniendo identidad intransferible, incluso en estos tiempos de cambio climático.
En Mallorca hay que vincular al otoño con la matanza del cerdo y la búsqueda y recolección de setas. Este año la dilatación del verano aconseja hacer esperar a la elaboración de sobrasada y demás derivados del cerdo, pero de las setas ya podemos hablar porque calor y humedad las han hecho brotar con prontitud. Lo saben micólogos y aficionados que ya han llenado abundantes cestos los últimos fines de semana. El pronóstico no era bueno para los próximos días, pero las lluvias de ayer tarde mismo, en algunos puntos de la isla, permiten mantener las esperanzas.
Las setas son uno de los prodigios y regalos de la naturaleza que se da precisamente en sus puntos más frágiles y delicados. Conviene tener clara consciencia de ello para saber actuar en consecuencia y con responsabilidad.
Un buen cercador d´esclatassangs no deja huella. Sin embargo, en estos tiempos en los que los payeses se vuelven urbanistas y éstos a su vez domingueros, se observan demasiadas pisadas y secuelas de recolectores de setas que solo piensan en llenar el cesto, sin reparar en nada más.
En cuestión de setas también conviene ser cautos y precavidos para evitar disgustos o males mayores. Es vital conocer las propiedades de cada variedad y descartar las tóxicas e incluso las dudosas.
Han brotado las setas en sus variedades más tempranas a la espera de los apreciados esclatassangs. Correrá la voz. Incluso es posible que los exhibicionistas alardeen de su fortuna y acierto. Se producirá un efecto llamada. Los encinares pueden comenzar a temblar pero, dado que no tienen medios de defensa ante la invasión humana, no queda más remedio que reivindicar el respeto al medio natural para mantener el equilibrio.
