Permanecer al borde del colapso provoca constantes situaciones de alta tensión. Es lo que le ocurre a esta Mallorca en la que ya resulta imposible emprender una gran iniciativa sin conectarse a la controversia.
Una isla que adora al sol y en la que el astro rey se recrea, no debería tener problemas para nutrirse de energías naturales. Sin embargo, no es así porque todo se desbarata por la sobredimensión o sobresale del reparto equitativo y proporcional. El sentido de la medida está alterado en Mallorca.
Los macro parques solares de Manacor y Llucmajor llevan años en el candelero. Ahora Medio Ambiente les da el visto bueno porque "nuestros niveles de renovables son ridículos". Se dice conocedora de la confrontación existente pero no se deja sacudir por ella. El beneficio comercial tapa el reparto y la reducción estratégica. A la concentración de placas solares le faltan aún trámites pero sigue generando alta tensión social. Ya veremos la energética
