Dos jóvenes residentes en Cala Millor han encontrado casi un kilo y medio de ámbar gris en una cala cercana a Porto Cristo. Más difícil de conseguir y más valioso al peso que el oro, es el resultado de una secreción producida en los intestinos de un cachalote, que sirve para facilitar el paso de alimentos demasiado pesados de digerir, lo que suele acabar con la muerte del mamífero. Llega a las orillas en forma de ligeras piedras que flotan y desprenden un fuerte olor que se va apagando conforme se van secando. Muy codiciado en alta perfumería, el ámbar gris puede alcanzar un valor de mercado de entre 50.000 y 80.000 euros el kilo.

"No nos lo podíamos creer, y de hecho hasta que no hemos hecho las pruebas para verificarlo, no se lo hemos dicho a nadie", explica Soufian Akrach, sevillano de origen franco-árabe, que desde hace ocho años trabaja como pizzero en un restaurante de Cala Millor. "Es como si nos hubiera tocado la lotería, porque es dificilísimo de encontrar", recuerda mientras sostiene una de la piedras encontradas y le acerca un mechero. La masa blanquecina va soltando una especie de aceite al contacto con el fuego, una rara reacción que, junto al olor y el peso, demuestran que se trata de ámbar gris.

"Al principio creí, por el hedor, que era una piedra de cloaca y que no tenía ningún valor, pero pronto entendí que aquello era efectivamente ámbar, ¡No podía ser otra cosa!", dice satisfecho mientras recuerda como "en los países árabes siempre se ha hablado de él, de sus propiedades curativas y de la dificultad de encontrarlo. Por eso y porque soy un fanático de los documentales de naturaleza, sabía lo que era y de donde procede; pero claro, es distinto verlo por la tele o en fotografías que en directo", señala.

Fue el día después de la tormenta del pasado 15 de septiembre cuando su amigo (que prefiere permanecer en el anonimato) le llamó sorprendido por lo que acababa de ver, caminando por la zona porteña. Una gran piedra de aproximadamente un kilo, de textura cerosa, liviana, con restos de moluscos y bastante pestilente reposando en la orilla.

La búsqueda

"Era ya a última hora de la noche cuando pude salir de trabajar, cogí un foco de una de las sombrillas de la terraza y marché rápidamente al lugar de encuentro para ver si era verdad", relata Akrach, quien se pasó horas en busca de más restos de ámbar gris. "Encontramos algunas piezas más pequeñas, guiándonos por el olor sobre todo". Y es que tanto sus formas como sus texturas, a simple vista, se pueden confundir fácilmente con las de otras piedras comunes.

"Cuando llegamos a casa empezamos a investigar un poco más... y a soñar", se sincera. "Mi amigo ya ha enviado unas muestras a un biólogo para que ratifique que es ámbar, de lo cual estoy más que seguro", dice Soufian, quien ya se ha puesto también en contacto con expertos en ámbar gris y con la empresa que produce los famosos perfumes para Chanel, "que nos ha escrito pidiendo una pequeña muestra del material, que todavía no sabemos si mandaremos".

De momento va guardando los trozos de 'piedra' envueltos en varias telas dentro de una mochila para su transporte. "Una vez en casa, me han recomendado que las deje encima de un cartón para que no estén en contacto con el suelo, en un sitio que esté ventilado y no le dé directamente la luz solar".

Es muy raro encontrar ámbar gris en las costas mediterráneas, y mucho más extraño en las mallorquinas, donde no hay referencias directas publicadas sobre su aparición.