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Lletra menuda

La lenta recuperación de la dignidad

La exhumación de los restos de las fosas comunes en las que fueron enterrados los fusilados de la Guerra Civil ha requerido interminables décadas de espera. Ahora, al fin, se está realizando de forma laboriosa y lenta. El paso del tiempo ha incrementado el peso de la losa de incomprensiones y obstáculos que empiezan a salvarse.

Después de Sant Joan y Porreres, mañana empiezan los trabajos de excavación en Montuïri. Se buscan los restos de cuatro vecinos de Campos que, según los investigadores, fueron victimas de las rivalidades entre falangistas de la zona y, como tantos otros represaliados, de acusaciones falsas.

Las familias se reconfortan y resignan en la devolución de la dignidad pública a sus allegados y a ellas mismas. Se acaban eternas esperas y silencios impuestos una y otra vez. Honrar a los muertos desde el respeto, la intimidad familiar, la creencia y la costumbre de cada uno. Nada del otro mundo, simplemente normalidad cuando todavía perduran algunos coletazos de las anomalías de la Guerra Civil.

Ni indemnizaciones ni revanchas, eso dicen los familiares de las víctimas, solo dignidad y buena memoria madurada en el dolor y la resignación serena. Total, la vida robada a sus allegados es irrecuperable pero la devolución de sus restos permite cicatrizar heridas y aporta alivio y descanso. También es un referente para seguir proclamando que la paz y la convivencia son irrenunciables. En todos los tiempos.

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