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Lletra menuda

Los tomates buscan sabor en Ariany

los tomates son un engaño. Mucha vista y nada de sabor. Su rojo encarnado recrea la vista y decepciona al estómago. A fuerza de desencantos , ni siquiera sirve ya para tentar al consumidor. Los tomates sabrosos del trampó y el pa amb oli de antaño permanecen en la memoria que, dicen, también tiene el paladar.

Resulta sin embargo que los genes de la calidad pueden estan guardados en Ariany o, cuando menos, que sus fértiles tierras pueden servir para ingresar a las tomateras devaluadas y regenerarlas en salud y calidad. Hemos visto muchas cosas singulares en Ariany. Nunca hubiéramos pensado que también fuera lugar adecuado como clínica de tomateras hormonadas y rebajadas con el único objetivo de producir cantidad y color en detrimento del gusto. Bien está si se consigue volver a los orígenes de la calidad y el respeto al consumidor. La UIB y Agroilla se ponen a investigar en el campus de Ariany lo que cualquier payés responsable les demostraría con su sola experiencia: que las cosas no pueden hacerse de forma forzada ni con prisas. Los investigadores llegarán a la misma conclusión después de haber llamada estrés hídrico a la sed, disponibilidad de fertilizantes a la alta explotación y combinación genética a la anarquía de tomateras.

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