La habilitación como aula de la sala donde se encuentran los servidores informáticos en el colegio público Guillem Ballester i Cerdó de Muro ha provocado polémica en la comunidad educativa por el rechazo de algunos padres y madres de alumnos y también de algún profesor del centro a que los niños y niñas impartan clase en este recinto por temor a posibles radiaciones procedentes de los aparatos electrónicos, si bien los análisis realizados hasta la fecha concluyen que no hay ningún peligro para la salud de los alumnos.

La falta de espaciofalta de espacio del colegio para albergar las tres líneas del primer curso de Primaria ha obligado a habilitar una nueva aula en el espacio donde se encuentran los servidores informáticos, ejecutando una pequeña obra para aislar los aparatos electrónicos mediante dos paredes de pladur y otros aislantes que minimizan el ruido y la temperatura ocasionados por el servidor.

No obstante, en una reunión celebrada la pasada semana se informó de que el grupo que debía utilizar la nueva aula habilitada se cambiaría por otro porque un alumno tiene un problema de sordera, por lo que sus padres presentaron un informe médico que desaconsejaba la proximidad a los servidores informáticos, ya que podrían provocar el mal funcionamiento del implante electrónico que el niño lleva incorporado en la cabeza.

A partir de aquí, diversos padres y madres exigieron que se analicen en profundidad las radiaciones. El colegio aseguró que no hay ningún peligro, pero decidió citar a un técnico para medir las radiaciones que finalmente se llevaron a cabo el pasado viernes y confirmaron la ausencia de peligro para los alumnos y el personal del centro.

A pesar de las comprobaciones técnicas, algunos padres e incluso una profesora siguen sin fiarse, prolongando el clima de desconfianza en el centro público.