Ni en todo el año 2016 ni en los meses que llevamos de 2017 el ayuntamiento de Manacor, a través de su Policía Local, ha puesto una sola multa a ningún ciudadano por no recoger los excrementos de sus perros. Así como tampoco ha habido sanciones por el incumplimiento de la ordenanza municipal de tenencia de animales de compañíaordenanza municipal de tenencia de animales de compañía, como por ejemplo pasearlos sin atar, lo que resulta habitual en barrios como sa Torre o localidades costeras como s'Illot.

Estas son las sorprendentes conclusiones admitidas por el propio concejal responsable de los agentes locales, Miquel Perelló, durante el pasado pleno, lo que para Més-Esquerra, partido que presentó la pregunta, es un signo de la falta de voluntad del consistorio a la hora de hacer cumplir sus propias normas. "Están muy bien las campañas de civismo impulsadas por el Ayuntamiento, pero tras ellas debe haber autoridad para hacerlas cumplir".

Para el consistorio manacorí el problema se resume básicamente en la falta de efectivos que puedan dedicarse a esa faceta de inspección y control, y a la poca colaboración y civismo mostrada por ciertos ciudadanos.

Hay que recordar que el tema de las deposiciones en calles y plazas de Manacor no es un problema nuevo, sino que son muchas las aceras 'minadas' por excrementos, sobre todo caninos, de los cuales no se encargan ni los dueños de los animales, ni en muchos casos los servicios de limpieza contratados por la corporación, cuya celeridad en eliminar la cacas es más bien laxa, lo que también preocupa internamente en el Ayuntamiento.

Hace unos años, en marzo de 2010, el consistorio anunció la activación de efectivos policiales, vestidos de paisano, que se encargarían de vigilar e imponer multas a todos aquellos propietarios de animales que no cumplieran con sus obligaciones. Paralelamente a la medida disuasiva, se imprimieron octavillas y se instalaron una veintena de papeleras especiales para perros.

En 2013 y tras comprobarse que solamente se habían impuesto tres sanciones en seis años (desde la entrada en vigor de la ordenanza) se llevó a cabo una campaña intensiva en la que se controlaron un total de 57 animales y se amonestaron a tres dueños por no haberles puesto el microchip, a cuatro por llevarlos sin correa y a tres propietarios de perros peligrosos. Además, se colocaron en las papelera una pegatinas indicando las multas máximas si los dueños incumplían con la recogida.

De 50 a 750 euros

Unas multas que van desde los 50 a los 750 euros para el dueño del animal. Lo normal es que se aplique la tarifa mínima si no son casos reiterados, lo que significa que la sanción es tipificada como leve.